Son la "Generación Putín", no han conocido otra cosa. Nacieron en torno al 2000 y han vivido siempre con el antiguo agente de la KGB sentado en el Kremlin.
Son un millón trescientos mil. Viven en una Rusia que goza de la mayor libertad de su historia. Lo que sus padres o abuelos les cuentan sobre los terrores de Stalin o los vaivenes de la Perestroika les suena muy lejano.
Según las encuestas, el 86% de los jóvenes entre los 18 y 24 años van a votar a Putin.
"He votado por un cadidato fuerte, fiable, por Putin", dice Alexei. No todos lo tienen tan claro, le votan aunque no les convenza del todo, como a Katia: "Al final he optado por el menos malo", dice.
La era Putin, que acabará en 2024 si el presidente mantiene su promesa de no perpetuarse en el poder, ha sido de crecimiento en Rusia. Se ha elevado el nivel de vida, el PIB ha crecido un 70% y el desempleo se limita a un 5%.
Los jóvenes valoran todo esto, aceptan sin más el espantajo del enemigo exterior y obvian hechos como la corrupción o los males del hipercapitalismo. Hoy le votarán seguro.
