Fue un 12 de junio de 1962 cuando tres reclusos, los hermanos Clarence y John Anglin, y el considerado cerebro de la fuga, Frank Morris, escaparon de la prisión de máxima seguridad de Alcatraz, considerada entonces con razón la más segura del mundo.
Lo hicieron sin herir o matar a un solo vigilante, de una forma totalmente limpia y completamente arriesgada, lo que hizo de su fuga un tema recurrente en el cine, actualizado recientemente incluso por una serie de televisión.
La suerte que corrieron los tres fugados es un enigma. Nunca más se supo de ellos. La versión más realista considera que los tres perecieron en las gélidas aguas de la bahía de San Francisco, antes de lograr llegar a tierra firme. Pero la más romántica los da por desaparecidos, sanos y salvos, y en paradero desconocido desde entonces. Sea como fuere, su historia marcó la primera rotura de seguridad en ese centro penitenciario. Y de hecho provocó, sólo unos años más tarde, su cierre. El mito de que de Alcatraz nadie podía salir vivo, fugándose de la cárcel, tuvo en la fuga de los hermanos Clarence y de Morris un tremendo e incómodo precedente.
El FBI de hecho no da por cerrado el caso. Sin pistas de los 3 fugados, oficialmente se les sigue buscando. A juzgar por las fotos, los apuestos hermanos Clarence tendrían que ser ahora dos veteranos ancianos. De Frank Morris, el que siempre se consideró el cerebro de toda la trama, tampoco ha quedado rastro. Todos ellos pasarían ya con creces de los 80 años. De seguir viviendo, claro.
La fuga tuvo su mejor película en la dirigida por Don Siegel en el año 1979. Un entonces pletórico Clint Eastwood se reivindicaba en el papel de Morris como uno de los duros del cine de la época. Su peripecia para escapar de la cárcel, muy bien documentada a juzgar por las fotos que da a conocer ahora el FBI, es difícil que deje a un espectador indiferente.
La serie de fotos completas, así como incluso los informes oficiales de la época del FBI, se pueden ver en esta página de internet, muy recomendable:
www.fbi.gov
Entre los documentos hechos públicos, el primer informe que recoge la fuga y que deja escrito negro sobre blanco lo que entonces parecía para las autoridades penitenciarias de Estados Unidos algo imposible: que tres reclusos se habían fugado de Alcatraz.
