Habla la hermana de Sonia: “El cáncer ha sido muy cruel con ella, pero lo ha sido más la Sanidad Pública"

  • “No hay perdón para lo que le ha pasado, la excusa del Covid no me sirve, quiero justicia y que las consultas telefónicas sean eliminadas”
  • “Que no te atiendan en 3 meses, que el traumatólogo de derive a una rehabilitación en 9 meses, que en dos urgencias hospitalarias no te atiendan, eso no es mala suerte”

Lidia Sáinz Maza, hermana de Sonia quien falleció de cáncer en Burgos desatendida por los médicos que no le dieron ninguna cita presencial durante meses, asegura en una entrevista en Buenos Días de Telemadrid que, “es verdad que el cáncer ha sido muy cruel con ella, pero lo ha sido más la Sanidad Pública, que la abandonó”

“Si la Sanidad pública le hubiese dedicado a mi hermana Sonia el tiempo que le habéis dedicado vosotros los medios de comunicación, mi hermana estaría hoy aquí con su familia”, asegura.

Crueldad y abandono

Lidia Sáinz Maza cuenta que “yo no sé aún si mi hermana ha muerto de cáncer o la ha matado el Covid aunque no lo tuviera, es verdad que el cáncer ha sido muy cruel con ella, pero lo ha sido más la Sanidad Pública, mi hermana ha estado abandonada y lo decía: Me han tratado peor que un animal, salía llorando de las urgencias hospitalarias porque nadie la ha querido escuchar con la excusa del Covid”.

Eliminar las consultas telefónicas

Relata a Telemadrid Lidia cómo se desarrollaron los hechos que condujeron al final trágico de su hermana Sonia. “Yo tengo claro que si no se hubiesen implantado las consultas telefónicas por el Covid, la hubiese visto un médico y se hubiese dado cuenta que tenía algo más grave que un dolor de pierna. Se la ha abandonado con la excusa del Covid y quiero justicia para mi hermana, no me la van a devolver, el dolor es inmenso, no hay perdón para lo que le ha pasado pero quiero justicia y que las consultas telefónicas sean eliminadas”.

Tres meses sólo por teléfono y sin una analítica

“Mi hermana -relata- pidió una primera cita el 17 de abril con su médico de cabecera porque tenía un dolor en la pierna izquierda, eran los primeros síntomas de ese cáncer de colon avanzado que tenía sin que ella lo supiera, era un cáncer muy silencioso que hasta entonces no había dado ninguna señal”.

“Le dan esa primera consulta telefónica con su médico de cabecera porque estábamos en plena pandemia y a partir de ahí vienen tres meses de consultas telefónicas a pesar de que ella desde el primer momento co0municó a su médico que había perdido 5 kilos de peso, que los dolores iban a más, que no remitían a pesar de las pastillas y las inyecciones que le daba, su deterioro físico era evidente, perdió dos kilos más, tenía un color de piel amarillento, que lógicamente no se puede ver en una consulta telefónica, cada vez le costaba más caminar y en las últimas semanas tenía fatiga”.

"Se estaba muriendo al otro lado del teléfono"

En ningún momento su médico de familia se planteó darle una cita presencial, en ningún momento, nunca en tres meses la exploró, no le tocó un pelo no fuera que se contagiase de coronavirus, mantuvo las citas telefónicas y mientras tanto mi hermana Sonia se estaba consumiendo, se estaba muriendo al otro lado del teléfono”.

No se puede hacer telemedicina -dice Lidia- no funciona, se ha impuesto con la excusa del Covid, pero el Covid no lo justifica todo. Pero no solo ha tenido mala suerte en atención primaria sino también en hospitalaria, porque le pidieron cita para el traumatólogo en el Hospital de Burgos y el traumatólogo no la atendió porque el médico de cabecera le había puesto en el informe que tenía una alumbociafalgia y el traumatólogo le dijo que tenía que ir a rehabilitación que él no trataba eso. Y el rehabilitador le dio cita para marzo del año que viene”.

Reproches en un hospital de Bilbao

Pero cuando una persona hace más de 100 kilómetros porque tiene unos dolores tremendos y dice que no le duele la espalda, sino la ingle y la pierna por detrás y que por favor la miren, que no la ha visto nadie, ningún especialista todavía… Y estamos hablando del 18 de junio, y no la atiende, la deriva al rehabilitador, sin poner en cuarentena un diagnóstico que la habían hecho sin explorarla”.

“A los dos días mi hermana fue a otro hospital, en Bilbao y allí le reprocharon haber acudido a unas urgencias sanitarias en mitad de la pandemia, le dijeron que se estaba arriesgando a coger el Covid y cuestionaron que hubiese perdido 7 kilos de peso porque a ellos les parecía excesivo”.

Reclamar por negligencia médica

La familia de Sonia va a reclamar por negligencia médica e incluso podrían plantearse recurrir por la vía penal porque puede haber denegación de auxilio. Sonia estaba casada y este 5 de octubre hubiese cumplido 18 años de matrimonio “y la enterramos el día que su marido cumplía 50 años, era una persona cariñosa, muy familiar, una trabajadora incansable, llevaba 30 años trabajando y cuando ha necesitado a la Seguridad Social esto es lo que le han dado: Tres meses de consultas telefónicas, dos urgencias hospitalarias en las que ni la han querido mirar a los ojos, no han querido ver algo que era evidente, estaba en un estadio 4 y una persona en ese estado desde luego no tiene la cara normal”.

"Va en el sueldo de los médicos"

“La excusa del Covid no me sirve, el miedo al Covid no me sirve porque esto va en el sueldo de los médicos como va en el de los bomberos el riesgo que asumen cuando sofocan un incendio. Lo saben muchos médicos, lo tengo muy claro, hay muy buenos profesionales, pero no es el caso de los que le ha tocado a mi hermana”.

“Hay que proteger a los médicos y a los pacientes, no se nos puede dejar en la cuneta, no se nos puede abandonar como a mi hermana. El dolor que tenemos en la familia es inmenso porque mi hermana ha tenido muy mala suerte: Tener un cáncer muy silencioso que no le ha dado síntomas hasta el final, pero ahí se acaba la mala suerte, que no te atiendan en tres meses, que el traumatólogo de derive a una rehabilitación en 9 meses, que en dos urgencias hospitalarias no la atiendan ni le hagan ninguna prueba, eso no es mala suerte”.

Afirma que “pudimos saber que mi hermana tenía un cáncer porque la metástasis corría como la pólvora, le dolía la pierna porque la tenía en los huesos y ella pidió a su médico que por favor le hiciera una analítica, que ni siquiera se la habían planteado. Y la analítica mostró que todo estaba descompensado. Entonces la manda al hospital y allí ya vieron que tenía mala pinta. Entró el 13 de julio y a los dos días le confirmaron el cáncer y la metástasis, y falleció 4 semanas después de ingresar en el hospital”.

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