En su último partido antes de vestir de blanco, Eden Hazard brindó todo su repertorio con Bélgica ante Escocia. Solo faltó el gol, aunque estuvo cerca con un remate seco, uno de sus puntos fuertes, rechazado por el meta escocés Marshall.
Bélgica se mueve a los dictados de su genio: tuvo un protagonismo estelar en los dos primeros goles de los diablos rojos. Como buen hermano, acudió en auxilio de Thorgen Hazard para firmar un pase milimétrico a la cabeza de Lukaku.
Percutió una y otra vez contra la muralla escocesa. Recogiendo entre líneas y progresando con velocidad para asistir primero a De Bruyne y después filtrándose entre un enjambre de rivales para facilitar el remate de Fellaini.
Casi siempre elige la mejor opción: si el camino está bloqueado por hasta cuatro defensas, entonces cambia la dirección del ataque: busca a de Bruyne y la jugada finaliza en gol de Lukaku.
Su íntimo amigo Courtois no quiso desmerecer. Fantástico mano a mano ante McKenna, y reacción rápida para salvar el gol de Forrest.
El que no levanta cabeza es Gareth Bale. No pudo impedir la derrota de Gales en Hungría, que deja a los británicos penúltimos de su grupo, con un solo punto de nueve posibles.
