"Me siento rejuvenecer", la película más gamberra de Cary Grant y Ginger Rogers

  • El domingo a las 22:15, en La Otra

En 1952, Cary Grant, Ginger Rogers y Marilyn Monroe filmaron “Me siento rejuvenecer”.

Y lo hicieron a las órdenes de todo un maestro de la comedia: Howard Hawks que eligió a estos tres fenómenos en su género para que le ayudaran a contar en tono de farsa lo que ocurre cuando ese deseo tan humano de no envejecer se hace posible cuando el destino enreda y quien menos se espera mezcla ingredientes químicos por casualidad logrando así una vuelta atrás en los relojes del científico que se encarga de la investigación y de su esposa que toman la fórmula de la eterna juventud sin ser conscientes de la que están liando. Nunca Grant y Rogers estuvieron más gamberros.

Me siento rejuvenecer / Archivo

Tanto el elegante actor como la bella ex bailarina, en conjunto, forman el primer puntal de esta alocada comedia absolutamente imprescindible.

El segundo, el gran Howard Hawks, grande en las de aventuras, en el western, maestro del cine negro y gran renovador de la comedia gracias a títulos inolvidables por su ingenio y precisión, y en las que puso al frente a damas con un carácter y un sentido y a caballeros como Gary Cooper o Cary Grant al que acababa de travestir sin cortarse un pelo.

Gary Cooper / Archivo

Ya había querido contar con la Rogers, para “Bola de fuego”, pero a ella le pareció que el papel era demasiado procaz. Se encontró mucho más cómoda en la piel de la celosa esposa de un científico al que ronda una bella secretaria que está muy al tanto de sus logros y que tiene que rendir cuentas a un jefe con la cara que tendría el abuelito que todos querríamos tener al que da vida el majestuoso secundario Charles Coburn.

Me siento rejuvenecer / Archivo

El enredo se establece en torno a un chimpancé, más listo que muchos humanos de cuantos lo rodean, y de una pócima manipulada como Martini revuelto que no agitado que va a convertir al cerebrito en un chavalín en la flor de la juventud, danzarín y patinador en sus ratos de ocio que son muchos y a su chica en preadolescente de las que todavía juegan con barro. Y el entretenimiento ya está servido.

Más allá de los encendido comentarios que levantó lo bien que le sentaban los vaqueros y el corte de pelo juvenil a un Cary Grant de 48 años, se ponderó especialmente el guion de Ben Hecht, habitual de Hitchcock y de Ai Ei El Diamond, ganador del Oscar por “El apartamento” y las divertidísimas intervenciones de Marilyn Monroe, que acabada de tomarse unas copas en casa de Margo Channing y salía prácticamente de viaje hacia las cataratas del Niágara, y de la pareja protagonista. La actriz, de hecho, fue candidata al Globo de Oro.

Me siento rejuvenecer / Archivo

Rogers y Grant, juntos y en compañía de otros tejieron entre todos una comedia difícil de olvidar.

Subrayemos cómo el cine contemporáneo ha dado vueltas alrededor del concepto de jugar con el tiempo con consecuencias físicas evidentes.

Ha habido muchos filmes que han dado vueltas en torno a esa tesis, pero el más curioso ha sido el que recogía el caso de Benjamín Button, en el que el personaje de Brad Pitt llegaba al mundo como anciano para abandonarlo hecho un bebé o por el contrario “Big” en la que por arte de magia, el cuerpo de Tom Hanks crecía hasta una edad adulta mientras su mente mantenía las características de un adolescente. Son solo dos ejemplos sobre como un concepto brillante puede evolucionar y dar pie a otras historias.

Big / Archivo

Ninguna, por cierto, tan divertida y desternillante como este film. Feliz velada.

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