En Madrileños por el mundo hemos visitado Pyeongchang, una pequeña ciudad de Corea del Sur enclavada en las montañas Taebaek, la principal cadena montañosa vertebradora de la península, y que acaba de acoger la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno 2018.
Ubicada a poco menos de 200 kilómetros de Seúl, la capital, y a menos de 100 kilómetros de la frontera con Corea del Norte, la geografía y el clima de la ciudad y la región dependen de la altitud, que en promedio es de unos 700 metros de altura en toda su extensión.
La principal herencia histórica y cultural de la ciudad es la del budismo y sus templos, muchos de los cuales datan del siglo VII y, a lo largo de los siglos, destruidos (especialmente durante la Guerra de Corea, entre 1950 y 1953) y reconstruidos sucesivamente.
En cuanto a la economía, el turismo de invierno y los visitantes de los templos budistas, junto con la agricultura, son las principales fuentes de ingreso de una ciudad con alrededor de 43.000 habitantes.
Es la segunda vez que unos Juegos Olímpicos se celebran en Corea del Sur: en 1988, en Seúl, y en 2018 los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang, que han dejado importantes inversiones en infraestructuras y servicios, como el Estado Olímpico, con capacidad para 35.000 espectadores, o los servicios de tren de alta velocidad conectando con la capital.
