Juan Laguna ya tenía claro con 7 años que quería hacer gimnasia rítmica, como sus amigas. Juan no era el prototipo de gimnasta de rítmica pero Ana, su entrenadora, luchó por él y 9 años después en las paredes de su habitación cuelgan los títulos de subcampeón y campeón de España. A nivel nacional compite con chicos pero por autonomías aún tiene que competir con chicas. En todos estos años hubo momentos de flaqueza por los insultos del entorno escolar pero siempre tuvo el apoyo de su madre, Elena, su entrenadora y sus compañeras de equipo. Un ejemplo de que "el que quiere... puede".
