El jefe de la Policía denuncia "la alta agresividad" y la inacción de los Mossos el 1-O

  • La secretaria judicial del 20-S presenta una denuncia por amenazas en las redes

Este jueves, en el Tribunal Supremo, han testificado en el juicio por el 'procés' los altos mandos policiales del 1-0. Subrayan la violencia de aquella jornada. El jefe de Policía asegura que los Mossos d'Escuadra no cumplieron con su cometido y que la actuación de la Fuerzas de Seguridad del Estado fue proporcionada.

El máximo responsable de la Policía Nacional en Cataluña el 1-O, el comisario Sebastián Trapote, ha confirmado este jueves durante su declaración en el juicio por el 'procés' independentista en el Tribunal Supremo el relato de sus superiores al señalar que en la mañana de la jornada del referéndum tuvieron que poner en marcha 'el plan b' que habían previsto ante la falta de actuación de los Mossos, consistente en sustituir a la fuerza policial autonómica.

Trapote ha calificado de "pasiva" la actuación de los Mossos porque "los centros estaban abiertos y las vísperas habían sido utilizadas para actividades lúdicas y hasta se pernoctó por la noche", por lo que preguntado por la fiscal Consuelo Madrigal ha subrayado que no cree que la labor de los agentes autonómicos fuera eficaz. "Hicieron un dispositivo, pero enfocado sobre todo a salvaguardar la seguridad colectiva, y es imposible que con ese dispositvo y esos efectivos pudieran hacer cualquier tipo de intervención en un colegio".

También ha indicado que desde días anteriores tenían "indicios" de que podría haber algún problema con los Mossos. El mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, fuera desde el principio "reacio" a ser coordinado por el coronel Diego Pérez de los Cobos, designado para ello por el fiscal superior en Cataluña.

Ya en el turno de las defensas Trapote ha sido cuestionado sobre cuáles fueron los principios de actuación de la Policía en aquella jornada, a lo que ha respondido que el dispositivo era de "especial sensibilidad", ya que tenían que conjugar dos factores, "garantizar la seguridad colectiva y por otro lado dar cumplimiento a un mandato judicial". Por lo que se refiere a la intervención de la Policía durante la jornada del 1-O, ha señalado que la labor de los agentes era la de entrar y levantar acta pormenorizada de las dificultades que habían tenido para ello, para una vez dentro requisar el material para las votaciones.

Estaban "perfectamente organizados" y sabían "cómo tenían que hacer la resistencia"

El jefe policial ha descrito como "agresividad de alta virulencia" la actitud de los ciudadanos de algunos de los colegios, que a su juicio estaban "perfectamente organizados" porque sabían "cómo tenían que hacer la resistencia" mediante cadenas humanas y bloqueando, agrediendo y empujando a los agentes.

Se empleó la "mínima fuerza imprescindible" , de manera "congruente, racional y proporcionada" y una vez se constató que la gente estaba votando, según Trapote, que ha rechazado que los agentes de la policía pudieran "mediar" con los ciudadanos dada la situación con la que se encontraron. "Nuestro ideal sería que para cumplir el mandato judicial tuviéramos una entrada sin obstáculos y que nos dieran las urnas pero esa situación no se dio, materialmente imposible", ha reconocido, para subrayar más tarde a uno de los letrados que "la Policía no se dedica a golpear de de una manera gratuita".

En otro momento, y a preguntas de la fiscal Madrigal, ha reconocido que en el entorno de los centros que lograron entrar los ciudadanos estaban "aún más cabreados, enrabietados", por lo que los agentes debían emplearse al salir "con más virulencia que en la entrada . Quien decía a los agentes cuándo había que actuar y cuándo replegarse era, según Trapote, el jefe de cada uno de los sectores del grupo operativo de la Unidad de Intervención Policial (UIP). En algún caso concreto la "virulencia" fue tal que tuvieron que replegarse "porque si no la consecuencias hubieran sido lamentables tanto para los policías como para los ciudadanos" y ello está acreditado y documentado, según ha relatado el testigo.

Acusan a los Mossos de espiar y oponer resistencia

A continuación, ha sido el turno de declaración del jefe de la Guardia Civil el 1-O, Ángel Gozalo, ha relatado que en aquella jornada los agentes eran recibidos con "violencia" y con un "grado de virulencia" hasta el punto que llegó a creer que se tenían "ganas a la Guardia Civil" porque había realizado algunos registros contra el 1-O. Gozalo ha precisado que era "tan difícil era entrar como salir" porque la oposición era "violenta y manifiesta" y daba igual "que salieras con cuatro urnas o con ninguna".

Según ha dicho, "en general" el recibimiento a los agentes en los puntos de votación era violento pues en ocasiones la "resistencia mutaba en un grado mayor de virulencia con empujones, insultos o lanzamiento de objetos". "Se tenía cierto grado también, a mi juicio, de ganas a la Guardia Civil porque estaba llevando su trabajo como policía judicial", ha recordado en relación a los registros que llevó a cabo el instituto armado contra el referéndum por orden judicial.

Como consecuencia de su actuación el 1-O, ha continuado Gozalo, 55 agentes resultaron lesionados y cinco tuvieron que darse la baja médica.

El teniente general ha mencionado diversos episodios que sufrieron los agentes de la Guardia Civil en municipios como San Carles de la Rapita (Tarragona), Alcarràs (Lleida) o Maresme (Barcelona), donde se lanzaban piedras u objetos que se tenían a mano e incluso un agente sufrió patadas en el suelo.

Hasta 131 muestras de desafecto a la Guardia Civil, como concentraciones en las casas cuarteles en varios municipios, y situaciones de "acoso por parte de la ciudadanía, con apoyo de algunas instituciones y determinados medios de comunicación" "Esta situación era sentida por la Guardia Civil, por los familiares, que se veían limitados en su libertad de movimiento, y estas esposas, estos hijos esa presión la tenían también cuando iban al comercio, al colegio o al instituto", ha lamentado.

Amenazas en las redes

La secretaria del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona ha presentado una denuncia ante los juzgados de guardia, por mensajes amenazadores publicados en las redes sociales, después de su declaración de ayer como testigo en el 'juicio del procés'.

La denuncia de la letrada se suma a las diligencias que la Fiscalía Superior de Cataluña ha abierto este mismo jueves a raíz de los supuestos mensajes amenazadores en las redes sociales que llaman a agredirla tras su declaración de ayer como testigo en el juicio del "procés", donde aseguró que sintió "miedo" ante las concentraciones que tuvieron lugar durante el registro a la sede del Departamento de Economía el 20-S.

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