Muere Keith Flint, el punky que convirtió a The Prodigy en inclasificable

  • A sus 49 años, el cantante de la banda se ha suicidado este lunes

Tatuajes, crestas de colores, piercings y estrafalarios atuendos eran la carta de presentación de Keith Flint, cantante del grupo británico The Prodigy, que este lunes, con 49 años, se ha suicidado.

Liam Howlett, miembro de la banda The Prodigy, ha confirmado que la muerte de su colega Keith Flint, cantante de la formación, ha sido un suicidio. Lo ha hecho a través del perfil oficial de Instagram. "Estoy conmocionado, cabreado, confuso y con el corazón roto", escribió el compositor de The Prodigy.

Fue de la mano de Howlett, allá por 1989, como empezó su dilatada carrera musical, en la que llegó a vender treinta millones de discos. Los dos británicos se conocieron en una fiesta 'rave'. Ambos conectaron rápidamente al ver que compartían su gusto por la música electrónica "dura" y diferente.

Keith Flint empezó en la banda solo como bailarín

Ese fue el germen de The Prodigy, donde durante los primeros seis años Flint, nacido al este de Londres en 1969, actuaba solo como bailarín. Y fue gracias a la letra y voz de Flint con el single ‘Firestarter’, como el trío terminó de despegar y el bailarín paso a convertirse en su buque insignia.

La canción vendió más de 600.000 copias en el Reino Unido. La actuación de Flint en el vídeo musical del tema en blanco y negro era tan escalofriante que las televisiones acordaron no emitirlo antes de las nueve de la noche.

Impulsado por el éxito de 'Firestarter', el tercer disco de The Prodigy, ‘Fat of the Land’, se colocó rápidamente en el número uno en Estados Unidos y en el Reino Unido, y vendió varios millones de copias en todo el mundo.

Con la única excepción de su disco debut en 1992, ‘Experience’, los siete álbumes de la banda, el último, 'The Tourist' lanzado en noviembre de 2018, han alcanzado el número uno en las listas de éxitos británicas. Un hito que les sitúa a la altura de figuras como Elton John, Paul McCartney, George Michael o Coldplay, todos ellos con siete álbumes números uno.

En una entrevista con el diario The Guardian en 2015, Flint lamentaba que en la música actual nadie se atrevía a ser "peligroso". Sus incendiarios conciertos pusieron de manifiesto que ellos sí se atrevían a salirse de lo establecido y con su fusión de tecno, breakbeat y house, dieron espectáculos que no pasaban desapercibidos. Una actitud transgresora en la que también jugaron su papel las adicciones, de las que Flint fue esclavo confeso durante muchos años de su existencia.

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