El Prado y la gran exposición del bicentenario: más que un museo, una patria

"Cuando desde lejos se piensa en el Prado, no se representa nunca como un museo sino como una especie de patria", dijo en 1953 desde el exilio el pintor Ramón Gaya y esta es la frase que resume el espíritu de la gran exposición con la que el Museo Nacional del Prado abrirá las celebraciones de su bicentenario el próximo lunes, y en la que, a través de 168 obras, recorre su historia como lugar de memoria.

Los Reyes inaugurarán la exposición "Museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria" el próximo lunes 19 de noviembre, día en el que la pinacoteca cumple 199 años, una muestra comisariada por Javier Portús, jefe de Conservación de Pintura Española hasta 1700 del Prado, que propone un recorrido cronológico por la historia del museo, la primera muestra que se realiza de este tipo, centrada en el diálogo de sus obras con la sociedad y en su sentido de pertenencia.

El director del Museo, Miguel Falomir, ha destacado hoy el papel "absolutamente central" del Prado en la historia de España y en el imaginario colectivo de los españoles, así como en la evolución de la cultura contemporánea de tal forma que "sin el Prado la cultura sería diferente".

168 obras de las que 34 han sido prestadas por distintas instituciones

Articulada en ocho secciones, la exposición exhibe fondos artísticos y documentales del Prado acompañados de obras de artistas que durante estos dos siglos han dialogado con sus colecciones, como Renoir, Manet, Chase, Picasso, Arikha, Rosales o Pollock: un total de 168 obras de las que 34 han sido prestadas por distintas instituciones nacionales e internacionales, acompañadas de reproducciones fotográficas, carteles.

libros, gráficos, mapas, instalaciones audiovisuales e, incluso, un fragmento de una bomba incendiaria que cayó sobre el museo durante la Guerra Civil.

El Museo del Prado se abrió el 19 de noviembre de 1819 bajo el reinado de Fernando VII como museo real y la Gaceta de Madrid daba noticia del hecho de esta forma: "Hermoseaba la capital del reino y contribuía al lustre y esplendor de la Nación".

Un museo que mostró al público de entonces los tesoros de las colecciones reales, a las que en 1872 se unieron las del Museo Nacional de la Trinidad, con fondos procedentes de la desamortización y que, con la revolución liberal de 1868, fue nacionalizado.

"La Sagrada Familia del Cordero" de Rafael, "La visión de San Pedro Nolasco", de Zurbarán, el "Cristo crucificado" de Velázquez, o "Cristo abrazado a la cruz" de El Greco acompañan en estas salas a óleos que representan el interior de la sala de pintura del siglo XIX del propio Prado y muestran cómo dialogan el "San Andrés" de Ribera de 1631 con el de Fortuny de 1867.

Porque el Prado ha sido un "museo para pintores" ha recordado Portús, un lugar "de peregrinaje" para artistas y de encuentro para generaciones, especialmente los impresionistas, como Renoir que años antes de acudir al museo ya había rendido homenaje a Velázquez con un bodegón que incluye la exposición.

Manet también se sintió deslumbrado por Velázquez y al ver sus obras en el Prado le calificó como "el pintor de los pintores", una admiración que se refleja en dos cuadros suyos, "Angelina" y "Amazona de frente", que aparecen en la muestra con obras del pintor sevillano. Y también la lectura de las meninas que hicieron Sorolla en "María Figueroa vestida de menina" junto a "La infanta doña Margarita de Austria" de Juan Martínez del Mazo. O la de "La maja desnuda" de Goya, junto a "Desnudo recostado" de Picasso.

Y es que en la preparación de esta exposición, ha habido obras que "casualmente" se han encontrado y se muestran juntas. Como el cuadro preparatorio del "Guernica", "Madre con niño muerto" de Picasso con la obra "Cristo muerto sostenido por un ángel" de Antonello da Messina (1475).

La Guerra Civil se relata en una gran fotografía de una de las salas del museo vacía de obras, que fueron evacuadas, enfrentada a otra anterior en el tiempo, de la II República, que refleja un momento de las conocidas como Misiones pedagógicas y el "museo circulante", que llevó cuadros del Prado a poblaciones de difícil acceso, una época de gran concienciación patrimonial.

Porque, ha recordado el comisario, proteger el patrimonio colectivo es un objetivo importante pero el último es hacerlo accesible a la sociedad y, por eso, la exposición finaliza con fotografías del público en el museo, concebido como un "lugar de todos".

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