Antonio Palacios y su huella imprescindible en el Metro de Madrid
El arquitecto gallego fue creador de la marca y autor de edificios históricos del ferrocarril subterráneo
No existe una estación que lleve su nombre en esta red ferroviaria madrileña
Antonio Palacios (O Porriño 1874-Madrid 1945) es una figura indiscutible de la arquitectura española pero con una especial trascendencia y legado en Madrid. Tanto en la fisonomía de la ciudad, con sus emblemáticos edificios, como en la creación de la imagen y espacios históricos de Metro de Madrid dejó una impronta que nos ha llegado un siglo después.
Este 2024 se cumplen los 150 años del nacimiento de este gallego genial que lo mismo diseñaba el Círculo de Bellas Artes o el Palacio de Comunicaciones de Cibeles que concebía una entrada monumental para el metro de Sol y el de Gran Vía (antes Red de San Luis) o se inventaba el logo del Metro que con pocas modificaciones es el actual.
Antonio Palacios estuvo en el momento fundacional de la entonces denominada Compañía Metropolitano Alfonso XIII junto con otros como Antonio González Echarte, Miguel Otamendi o Carlos Mendoza. Pero, sin hacer de menos la labor de los otros, es Palacios el que imprime más carácter a la obra.
Suyos son el diseño, ordenación y decoración de las primeras estaciones del metro. Y, como decíamos, el logotipo de la compañía y otros elementos identificativos. Y es que este arquitecto era además un gran artista, con un sentido estético muy avanzado para la época.
Las ideas de Palacios para aquel Metro inicial marcaron muchas de las cosas que se hicieron en los años posteriores. Por ejemplo, los azulejos blancos brillantes fueron una solución ideal para dar más luz al entramado de pasillos, vestíbulos y andenes, para evitar a los usuarios la sensación de agobio al encontrarse a muchos metros bajo tierra.
Pero la obra de Palacios para el Metro de Madrid no solo se queda en las estaciones de aquella primera línea entre Sol y Cuatro Caminos con parada en Ríos Rosas, Martínez Campos (Glorieta de Iglesia), Chamberí, Glorieta de Bilbao, Hospicio (Tribunal) y Red de San Luis (Gran Vía). o el rombo identificativo o las decoraciones.
También está en otras más fruto de las ampliaciones de este sistema de transporte en los años siguientes a 1919, como las de Pacífico o Tirso de Molina.
Sí. Palacios está en las estaciones y el rombo identificativo, pero también en la Nave de Motores de Pacífico. El edificio que albergó los enormes equipos que proporcionaban la energía eléctrica a las instalaciones del ferrocarril y que hoy en día sigue siendo un ejemplo de fusión de arquitectura e ingeniería.
En Quevedo, Palacios concibió la subestación eléctrica que apoyó la expansión del Metro de la capital y también la gemela del barrio de Salamanca en la calle Castelló.
También de su mesa de dibujo salieron los planos de las cocheras de Metro de Cuatro Caminos, ahora desaparecidas tras su demolición para dejar espacio, con cierta polémica, a una operación inmobiliaria.
El legado de Antonio Palacios en Madrid, a pie de calle o bajo ella, sigue siendo motivo de estudio y referencia. Pero sobre todo, sigue siendo el resultado de un trabajo útil que sirve de marca y soporte para el Metro de Madrid y sus más de 600 millones de viajeros anuales.
En la capital un parque y una instalación deportiva municipal llevan el nombre de Antonio Palacios. Una placa en el templete del metro de Gran Vía recuerda al arquitecto y sus ocho primeras estaciones. La Comunidad de Madrid participó recientemente en el homenaje celebrado en la localidad natal de Palacios con motivo de su 150 aniversario.
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