El logo de Metro de Madrid, su historia y curiosidades
¿Fue siempre así? ¿Está basado en un pantógrafo? ¿Es un diamante? ¿Por qué un rombo?
REDACCIÓN
Decir Metro de Madrid es decir 'el metro' y enseguida nos viene a la mente el rombo rojo con las letras de Metro en blanco encuadradas en azul y con un fondo blanco.
Es algo tan icónico de Madrid como La Cibeles o La Verbena de la Paloma. Y sin embargo, la marca 'Metro' no fue algo creado desde el principio. En los inicios de la 'Compañía Metropolitano Alfonso XIII' los coches llevaban el escudo de la sociedad rematado con una corona. Era muy bonito, pero no la identificaba bien, debieron pensar los primeros accionistas.
Así que Antonio Palacios, arquitecto de la compañía, autor de sus primeras estaciones, de las cocheras y de otros elementos significativos, como el templete de Gran Vía, decidió aplicar su genio creativo a dotar de una imagen corporativa clara y moderna al metropolitano.
Y para ello se inspiró en el logo del metro de Londres. En el roundel, como se conoce al circulo que identifica las estaciones del 'urderground' o más popularmente 'el tubo'.
Palacios cambió el aro por un rombo pero mantuvo los colores londinenses: rojo, blanco y azul. Las letras de la palabra METRO figuraban todas en mayúsculas. Pudo haber sido 'METROPOLITANO' como se mantiene en algunas estaciones del metro de París inaugurado 19 años antes, pero Palacios lo condensó en METRO.
Así que el famoso rombo de Palacios se instaló en los pórticos de las bocas de metro, en los totems y otras indicaciones de la red madrileña. Y eso fue así hasta 1931.
Entre 1931 y 1939 el rombo tricolor fue sustituido por las letras CMM. Una gran cé que rodeaba las 2 emes superpuestas de la 'Compañía del Metropolitano de Madrid'. En la estación de Altos del Arenal, en un coche histórico suspendido sobre las vías, se puede ver este logo.
El logo CMM tuvo su momento y tras él volvió el rombo de Palacios y se mantuvo prácticamente así hasta los años 80. El diseñador Arcadi Moradell fue el encargado de la modernización de la imagen de Metro en los años de 'la movida'.
Fue entonces cuando se decidió que cada línea tendría un color inequívoco y se elaboró un mapa de la red que es, con algunas variaciones, el que usamos hoy en día. Y Moradell también decidió retocar la imagen más emblemática: el rombo.
Las formas se mantuvieron pero los colores se hicieron más sólidos y las letras pasaron a combinar la mayúscula inicial con las minúsculas usando como fuente la helvética. Y así hasta hoy, salvo alguna sorpresa...
Para conmemorar los 100 años del Metro de Madrid se lanzó el concurso del logo del centenario. Lo ganó la arquitecta Azucena Herranz Bartolomé quien mantuvo el tradicional rombo de Palacios al que incrustó el número 100 de las celebraciones de 2019.
Y si alguien ve el logotipo del Metro de Madrid completamente en negro o en azul o en blanco, que no piense que es algo raro. Forma parte también de la identidad corporativa de la compañía que cumple un siglo y un lustro.