Juan Pablo II, "el Papa viajero", visitó España en cinco ocasiones, sin duda uno de sus destinos favoritos. En la cuarta de ellas, en 1993, después de pasar por Sevilla y el Rocío, recaló en Madrid, donde tuvo una multitudinaria acogida. El 15 de junio presidió la misa en la que se consagró la Basílica de la Almudena como catedral de Madrid.
Al día siguiente, en otro enorme baño de masas, presidió una misa en la plaza de Colón a la que asistió un millón de personas, que además sirvió también para canonizar al beato catalán Enrique de Ossó.
Pasaría una década hasta que Karol Wojtyla volviese a Madrid. Ya muy desmejorado, y sólo durante dos días, regresó en 2003, donde se reunió en Cuatro Vientos con cerca de un millón de jóvenes.