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Eran los felices noventa. Tras 1992, el llamado año de España, la modernidad y el optimismo se quedaron instalados en toda la geografía nacional. El grado de popularidad y aceptación de las instituciones era muy alto, y en particular de la monarquía.

Con dos años de diferencia (1995 y 1997), la infanta Elena y la infanta Cristina contraían matrimonio con Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín, respectivamente. La de Elena de Borbón, en Sevilla, fue la primera boda real en casi 90 años. Una fervorosa capital hispalense se volcó con la Familia Real y quedó en el recuerdo el "despiste" que cometió la novia al no pedir permiso al rey Juan Carlos antes de dar el "sí, quiero". Dos años después, la infanta Cristina sí se acordó de cumplir el protocolo en la boda celebrada en Barcelona, que entonces recibió con entusiasmo a la comitiva real.