La mañana del 14 de febrero de 1996 el etarra Jon Bienzobas entraba en el despacho de la Universidad Autónoma del catedrático de Derecho y expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente. Le descerrajaba tres tiro a quemarropa, uno en la cabeza y dos en la cadera.
Hacía sólo una semana que ETA había matado también de un tiro en la nuca al dirigente socialista Fernando Múgica. Tomás y Valiente fue un prestigioso jurista que presidió el Constitucional entre 1986 y 1992. Su muerte movilizó no sólo al espectro político y judicial del país, sino también al académico. Miles de alumnos de la Autónoma se manifestaron al día siguiente para pedir el fin de ETA con las manos pintadas de blanco. Las manos blancas y el lema "¡Basta ya!" nacieron en ese momento y se convirtieron en símbolo contra la violencia.