Muchos analistas políticos calificaron la victoria de José María Aznar en las elecciones generales del 3 de marzo de 1996 como el auténtico fin de la Transición. Tras 20 años de democracia y 14 de gobierno socialista encabezado por el carismático Felipe González, el principal partido conservador llegaba a La Moncloa.
Las encuestas daban de hecho una mayoría mucho más holgada al PP. Pero finalmente hubo una diferencia de menos de 300.000 votos entre populares y socialistas, suficiente, eso sí, para propiciar un cambio político histórico en España, que por primera vez en su joven historia democrática elegía al partido conservador como opción mayoritaria.
Aznar tuvo que negociar con Jordi Pujol (CiU) y Xabier Arzallus (PNV) para conseguir su investidura. Cuatro años después el PP repitió victoria, entonces con mayoría absoluta.