La intensidad del mes de julio de 1997 dejó marcada a la sociedad española para siempre. Del júbilo por la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que había pasado retenido 532 días (el secuestro más largo en la historia de ETA), pasó al terror más absoluto por el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco como respuesta por parte de la banda terrorista.
Ortega Lara vivió un infierno en un zulo de los montes de Mondragón durante casi año y medio. Vivía en Burgos y trabajaba en la cárcel de Logroño. Fue secuestrado el 17 de enero de 1996 y durante su encierro perdió 23 kilos y sufrió numerosas secuelas físicas y psicológicas. El día de su liberación por parte de la Guardia Civil (el 1 de julio de 1997) coincidió también con el fin del secuestro del empresario Cosme Delclaux, cuya familia pagó 6 millones de euros por el rescate que puso fin al cuarto rapto más largo de la banda.
Miguel Ángel Blanco, el crimen más cruel de ETA
ETA decidió responder al golpe (en la liberación de Ortega Lara fueron detenidos sus cuatro captores) sólo 10 días después, con el secuestro del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco, un joven de 29 años con el que la banda terrorista quiso chantajear al Estado: o se trasladaba a los presos etarras a cárceles vascas o el concejal sería ejecutado en 48 horas.
A pesar de la enorme conmoción social, con todo el país echado a la calle para pedir la liberación, la tarde del 13 de julio ETA cumplía su amenaza. El cuerpo de Miguel Ángel Blanco apareció con un tiro en la nuca, y aunque fue trasladado al hospital de San Sebastián aún con signos vitales presentes, falleció esa misma noche. Telemadrid contó en directo ambos sucesos, que causaron un fuerte pesar en todo los ámbitos sociales.