Casi diez años después de la firma del Tratado de la Unión Europea, que preveía la creación de la unión económica y monetaria, entró por fin en circulación el euro. Doce países de la UE, más el principado de Mónaco, San Marino, el Vaticano y Andorra, dijeron adiós a sus monedas históricas (peseta, marco, lira, escudo...) para adoptar el euro como moneda común. El euro fue el sucesor del ECU, que fue el primer prototipo de divisa única durante dos décadas, aunque el proyecto nunca llegó a materializarse.
Se trataba de un paso más en la interminable construcción europea, que al principio supuso todo un terremoto microeconómico: el pago en las tiendas convivió entre la peseta y el euro durante unos meses, surgieron polémicas en torno al redondeo al alza de las cantidades expresadas en euros, tuvimos que acostumbrarnos de nuevo a los céntimos... pero lo cierto es que hoy ya casi nadie recuerda "las antiguas pesetas".
En la actualidad es la moneda común de más de 340 millones de personas de 23 estados, con la comodidad que supone el hecho de evitar el cambio de divisa cuando se viaja. Lejos queda ya el famoso: 1 euro, 166,386 pesetas.