Dos años antes, en plena crisis económica, la popularidad del Rey había caído en picado. El monarca tuvo que estar varias semanas de baja tras una operación de cadera, a causa de un accidente sufrido durante un safari de caza en Botsuana. Su foto delante de un elefante abatido fue la gota que colmó el vaso y que terminó por suspender a una institución que años atrás había sido la más valorada del país.
Tras su salida del hospital, el rey Juan Carlos pidió perdón públicamente con aquellas palabras que quedaron para la historia ("Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir"). Su capacidad física, cada vez más mermada, unida al "caso Urdangarín", hicieron que su agenda se redujera y tomara la decisión, el 2 de junio de 2014, de abdicar y dejar la jefatura del Estado en manos del Príncipe de Asturias.
Puesto que la Constitución no contemplaba el supuesto de la abdicación real, el Congreso tuvo que elaborar a la carrera una ley orgánica que guiara el proceso. Juan Carlos I pasó a ser rey emérito el 18 de junio, la víspera de la proclamación de Felipe de Borbón como 24º rey de España.