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Unas albóndigas (o unas almóndigas) de buena carne o pescado, con el aliño y el tamaño apropiado, según la receta de cada casa -sí, las de mi madre son las mejores- no necesitan enmienda. Es uno de los fijos en el menú semanal.

No es que les haga falta una vuelta más a estas bolas deliciosas, pero en Los Galayos (Botoneras, 5 - Plaza Mayor, 1) están dispuestos a hacernos cambiar de idea y nos proponen probar, del 8 al 21 de febrero, diez variedades de esta clásica receta.

Las primeras Jornadas de la Albóndiga que celebra el clásico comedor madrileño, en realidad un homenaje a este sustento popular, recoge versiones tan originales como las albóndigas de perdiz con foie y manzana caramelizada con crujiente de sésamo negro, o las de dos morcillas con piñones acompañadas con guisito de caracoles.

La carta ofrece también una opción vegetariana de trigueros con patatas violeta y ali-oli de cebollino y otra interesante combinación de tres tomates, parmesano y gelatina de Jerez.

Para los amantes del pescado han pensado dos versiones, las de rape a la marinera con almejas, y las de atún en escabeche tradicional y huevas de tobiko.

La opción más tradicional, las clásicas de carne, aquí se ofrecen en una versión aristocrática realizada con secreto ibérico y membrillo.

Completan la carta salada una versión de setas con salsa barbacoa casera y un dos por uno de platos tradicionales, las albóndigas de pollo en pepitoria que se acompañan con arroz al azafrán.

Pero la cosa no queda ahí, porque la oda a la albóndiga continúa en los postres con dos versiones dulces: de chocolate y kikos con naranja sanguina y de tarta de queso con frutos rojos y sopa de mango.