Los familiares de los pasajeros del Airbus A320 de la compañía alemana Germanwings, que se estrelló con 150 personas a bordo, podrían tener que afrontar en las próximas horas el duelo más difícil de todos, el de una muerte inesperada y trágica, del que han hablado especialistas en psicología.
"Es más fácil cuando sabes que una persona está enferma desde hace tiempo, porque te vas despidiendo. El problema es que aquí no te has despedido, no has podido decirle lo que le querías o pedirle perdón por alguna cosa. Esa sensación de no despedirse repercute muy negativamente, lo agrava y lo hace más difícil", argumenta Fernando Chacón Fuertes, decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Ante esta situación, el primer consejo de los psicólogos a los familiares es claro: "Que expresen las emociones, que si se sienten tristes lloren, que no se coarten y no dejen de expresar lo que sienten por miedo a lo que dirán, pero que, si no les sale la lágrima, que tampoco no la fuercen".
Los psicólogos trabajarán desde el principio para que los familiares acepten lo ocurrido: "Es normal que ante una noticia de este tipo se produzca inicialmente una negación para seguir agarrándose a la esperanza de que su familiar está vivo. Es normal que se digan, 'A lo mejor no lo cogió' o 'Cogió uno más tarde'".
Pero esas preguntas lo único que hacen es "retrasar la aceptación de la realidad", según Chacón, que incide en la importancia de "normalizar algunas reacciones ante el duelo". "Es normal que estemos tristes, sin ganas de hacer cosas, con algún problema de sueño. Hay que normalizarlo y no es ninguna patología. Es una reacción normal a una situación anormal e inesperada como es la pérdida de un ser querido", ha explicado.
No obstante, si esos problemas de sueño, el llanto continuo o la apatía se alarga más de lo normal, hay que consultar a un especialista para evitar que se produzca un duelo patológico. Y más de lo normal es cuando los síntomas más graves duran más de quince días.
El apoyo de la familia y amigos es fundamental, como lo es la solidaridad de la sociedad ante una situación de este tipo, en la que lo primero que harán los psicólogos desplazados al lugar será bajar el nivel de estrés y ansiedad de los allegados y procurar la aceptación.
También, intentarán detectar en esos grupos familiares quién puede ser la persona más fuerte para que haga de interlocutor, de cara a la identificación de los restos. Sólo su presencia, la de los especialistas, será importante para ayudar a los familiares: "Alguien que les escuche, que respete sus fases, sus silencios, porque hay gente que quiere hablar y otra que calla", dice Chacón.
Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) y catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, subraya la importancia de esta intervención, la más elemental, la del "acompañamiento".
"A veces se limita al contacto visual, a veces al físico con un apretón de manos y a veces simplemente a escuchar los lamentos y saber empatizar con la persona que sufre; no tratar de minimizar el evento, porque es una perdida muy importante, y ahí no cabe minimización alguna", apunta Cano.
Y lo que es bueno para todos los que hayan sufrido esa pérdida es "no enredar en la tristeza lógica de estos momentos otras emociones, como la culpa", porque algunas personas ante esta situación se culpan por cosas irracionales y en su cabeza comienzan a divagar sies condicionales.
"Se preguntan por ejemplo, '¿Y si no le hubiera dejado ir?'", una pregunta con respuestas claras para los expertos, añade Cano: "Si supieras que iba a morir, no le hubieras dejado ir pero no lo sabias, con lo que no tiene sentido cargar con culpas poco racionales y que hacen aumentar la carga de la pérdida y la tristeza y puede llevar a un duelo más complicado".