Los cuadros prohibidos del Museo del Prado |
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Muchos pintores acuden cada año al Museo del Prado con el objetivo de hacer réplicas de alguna de las obras que atesora. El año pasado, la pinacoteca acogió a 28 copistas y en lo que va de 2019 hay autorizados 24. De esos, el 30% son extranjeros. Solicitan permisos especiales en las oficinas del museo, con unas normas muy estrictas. Además, existen seis obras que está terminantemente prohibida su reproducción.

La condición básica a la que deben atenerse es que la réplica no puede ser igual que la original. El tamaño de la copia será siempre inferior o superior, al menos cinco centímetros, tanto de largo como de ancho. El principal motivo por el cual hay obras que no pueden ser copiadas es porque están en salas demasiado concurridas y son estas:

  • 'Las Meninas' de Velázquez (1656) y las obras expuestas a sus lados. Es una obra de un valor incalculable, incluso se ha hecho una película sobre este cuadro. A pesar de que está prohibida su reproducción, existe una versión reducida. Se conserva en el palacio campestre de Kingston Lacy, en Dorset (Inglaterra). Los expertos indican que pudo ser pintada por el propio Velázquez antes que el original, pero sin los matices ni estilismos de la pieza original.  
    • 'Judit en el banquete de Holofernes' de Rembrandt (1634). En 2009 el Museo del Prado zanjó la polémica y desveló que se trata de la heroína bíblica Judit, quien para liberar a su pueblo de las tropas de Holofernes, acudió a su campamento, lo embriagó hasta hacerle dormir y lo decapitó. Antes, se creyó que la obra recreaba la historia de la reina Artemisa quien, por amor a su marido muerto, se dispone a beber sus cenizas en una copa. 
      • 'La Maja vestida' y La Maja desnuda' de Goya (1805 y 1800). Son de las obras más aclamadas por el público. Los cuadros había permanecido en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la calle Alcalá, durante todo el siglo XIX, y fueron expuestas por primera vez en El Prado en 1901.
        • 'El descendimiento' de Van der Weyden (1438). Se pintó para la capilla de Nuestra Señora Extramuros de Lovaina (Bélgica), fundada en el siglo XIV. 
          • 'El jardín de las delicias' de El Bosco (1515). La obra más afamada y singular de cuantas realizó El Bosco, se vincula definitivamente a la Casa de Nassau, propietaria de un castillo en Breda, no lejos de Hertogenbosch (Bolduque, Holanda).
            • Además, hay varias obras de Joaquín Sorolla expuestas en la sala 60A que tampoco pueden copiarse.

              Carta de recomendación

              La documentación que deben reunir los copistas es bastante amplia. La principal es una carta de recomendación firmada por un profesor de una Facultad de Bellas Artes o escuela de Arte, avalando las capacidades técnicas y trayectoria artística del aspirante.

              También es necesario un dossier que incluya, al menos, cinco trabajos finalizados del autor. Además del DNI o pasaporte, formulario y currículo. No obstante, la respuesta por parte del Museo suele ser rápida.

              Normativa estricta

              La normativa para copiar un cuadro del Museo del Prado es tan exigente que los pintores siempre estarán supervisados en la ejecución de las reproducciones. Asimismo, los copistas serán acompañados tanto a la entrada como a la salida de la pinacoteca. Por cuestiones de seguridad y para evitar que pueda ser vendido como un cuadro original, las copias se escanean y se guardan en el registro del museo, que data de principios del siglo XIX.

              La filosofía que aplican los copistas es que deben molestar lo menos posible a las personas que acuden al museo. Sin embargo, son muchos los que indican que es el propio público los que hablan con ellos. El Prado proporciona los caballetes, pero el hule sobre el que se instalarán para no ensuciar ni dañar el suelo, deberá ser propiedad del pintor. También tendrá que ser de color oscuro y con un tamaño máximo de 150 centímetros por lado.

              En ningún caso se podrá copiar un mismo cuadro por más de una persona a la vez, ni en salas de gran afluencia de visitantes. La distancia para pintar el cuadro será prudencial y está marcada por las catenarias. De todos modos, la ubicación no impide la visibilidad del copista.

              Derecho a la suspensión

              El Museo del Prado se reserva el derecho de cancelar las reproducciones si los artistas no cumplen la normativa. Además, la Dirección podrá suspender el trabajo de los copistas cuando lo considere necesario y denegar el permiso. Como curiosidad, coincide que hace un mes se estrenó una exposición en el Museo en la que se reúnen las cartillas utilizadas para aprender a dibujar hace dos siglos, que dura hasta el próximo mes de febrero.

              No sale barato copiar cuadros de gran valor. El precio es de 30 euros en concepto de permiso anual y 100 por cada reproducción. Para los alumnos de escuelas oficiales de enseñanzas artísticas y facultades de Bellas Artes, se reduce a 15 euros por el permiso anual y 30 por el permiso de una copia.