Una nueva revisión de estudios revela que las mujeres son "significativamente" más propensas a sufrir COVID largo que los hombres y que experimentarán síntomas sustancialmente diferentes. Concretamente un 22%, según publican los investigadores en la revista 'Current Medical Research and Opinion'.
El COVID largo es un síndrome en el que las complicaciones persisten más de cuatro semanas después de la infección inicial de COVID-19, a veces durante muchos meses.
Los investigadores del equipo de la Oficina del Médico Jefe de Salud de la Mujer de Johnson & Johnson, que llevaron a cabo el análisis de los datos de alrededor de 1,3 millones de pacientes, observaron que las mujeres con COVID largo presentan una variedad de síntomas que incluyen problemas de oído, nariz y garganta; trastornos del estado de ánimo, neurológicos, de la piel, gastrointestinales y reumatológicos, así como fatiga.
Los pacientes varones, sin embargo, eran más propensos a sufrir trastornos endocrinos como la diabetes y los trastornos renales.
"El conocimiento de las diferencias fundamentales entre los sexos que subyacen a las manifestaciones clínicas, la progresión de la enfermedad y los resultados de salud de la COVID-19 es crucial para la identificación y el diseño racional de terapias eficaces e intervenciones de salud pública que incluyan y sean sensibles a las posibles necesidades diferenciales de tratamiento de ambos sexos", explican los autores.
"Las diferencias en la función del sistema inmunitario entre mujeres y hombres podrían ser un factor importante de las diferencias de sexo en el síndrome COVID largo --prosiguen--. Las mujeres montan respuestas inmunitarias innatas y adaptativas más rápidas y robustas, que pueden protegerlas de la infección inicial y de la gravedad. Sin embargo, esta misma diferencia puede hacer que las mujeres sean más vulnerables a las enfermedades autoinmunes prolongadas".
Como parte de la revisión, los investigadores restringieron su búsqueda de artículos académicos a los publicados entre diciembre de 2019 y agosto de 2020 para COVID-19 y a enero de 2020 y junio de 2021 para el síndrome de COVID largo. El tamaño total de la muestra que abarca los artículos revisados ascendió a 1.393.355 individuos únicos.
Aunque el número de participantes parece grande, sólo 35 de los 640.634 artículos totales en la literatura proporcionaron datos desglosados por sexo con suficiente detalle sobre los síntomas y las secuelas de la enfermedad COVID-19 para entender cómo las mujeres y los hombres experimentan la enfermedad de manera diferente.
Al examinar la aparición temprana de la COVID-19, los resultados muestran que las pacientes femeninas eran mucho más propensas a experimentar trastornos del estado de ánimo como depresión, síntomas de oídos, nariz y garganta, dolor musculoesquelético y síntomas respiratorios. Por otro lado, los pacientes varones eran más propensos a sufrir trastornos renales, es decir, que afectan a los riñones.
Los autores señalan que esta síntesis de la bibliografía disponible es una de las pocas que desglosa por sexos las afecciones específicas que se producen como consecuencia de la enfermedad relacionada con el COVID. Muchos estudios han examinado las diferencias de sexo en la hospitalización, el ingreso en la UCI, el apoyo a la ventilación y la mortalidad. Pero la investigación sobre las afecciones específicas que provoca el virus, y sus daños a largo plazo en el organismo, no se ha estudiado lo suficiente en lo que respecta al sexo.
"Se han notificado diferencias de sexo en los resultados durante brotes anteriores de coronavirus --añaden los autores--. Por lo tanto, se podrían haber previsto diferencias en los resultados entre mujeres y hombres infectados por el SARS-CoV-2. Lamentablemente, la mayoría de los estudios no evaluaron ni informaron de datos granulares por sexo, lo que limitó las percepciones clínicas específicas por sexo que pueden estar influyendo en el tratamiento".
Según añade, "lo ideal sería que los datos desglosados por sexo estuvieran disponibles aunque no fuera el objetivo principal del investigador, de modo que otros investigadores interesados pudieran utilizar los datos para explorar las diferencias importantes entre los sexos".
El documento también señala factores complicados que merecen un estudio adicional. En particular, las mujeres pueden tener un mayor riesgo de exposición al virus en determinadas profesiones, como la enfermería y la educación. Además, "puede haber disparidades en el acceso a la atención sanitaria en función del sexo que podrían afectar a la historia natural de la enfermedad, dando lugar a más complicaciones y secuelas".
Advierten de que la disponibilidad de datos desglosados por sexo y el análisis intencionado son imperativos para garantizar que se aborden los resultados dispares en el curso de la enfermedad.