Mayores frente a la pandemia: un año de sufrimiento y esperanza
Los fallecidos mayores de 70 años suponen el 87% de la cifra total de muertes por coronavirus en la Comunidad de Madrid
El inicio de la vacunación en las residencias ha servido también para mejorar el optimismo entre quienes viven y trabajan allí
P.O.
En el primer trimestre de 2020 las residencias de ancianos se convirtieron en lugares realmente duros, tristes, con trabajadores desbordados, conviviendo y padeciendo junto a los residentes la enfermedad provocada por un nuevo coronavirus.
El 3 de marzo falleció por coronavirus una anciana de 99 años en el Hospital Gregorio Marañón. La mujer procedía de la residencia para la tercera edad La Paz. Fue la primera víctima mortal de la Covid en Madrid y procedía de una residencia madrileña. Dos días más tarde 11 mayores y una auxiliar de enfermería del mismo centro dieron positivo por Covid-19.
El 6 de marzo la Comunidad estableció un protocolo para estos centros que consistió principalmente en aislar a los ancianos con síntomas. Dos días más tarde se restringen las visitas a los residentes y el 12 de marzo el consejero de Sanidad anuncia la medicalización de los centros de mayores para que los enfermos puedan ser atendidos en las residencias.
Pero el virus ya corría por muchas de ellas. El 17 de marzo se notifica la muerte de 19 ancianos. Todos pertenecientes a la residencia Monte Hermoso. En los días siguientes morirían más ancianos en centros sociosanitarios de toda la Comunidad de Madrid, ante el estupor de sus familiares y la crítica a la administración por la manera de gestionar la situación en estos establecimientos.
El verano no resultó tan benigno como algunos avanzaron al principio de la pandemia. La desescalada, el relajamiento de las medidas, trajo nuevos brotes. Esta vez las residencias estaban en alerta y no se bajó la guardia temiendo que la segunda ola, la de otoño, causase incluso más daño que la primera. Aun así, medio centenar de residentes perdió la vida durante el verano.
Y llegó el otoño y con él la segunda ola y de nuevo los brotes. A pesar de ello, y tras un estudio de las autoridades sanitarias, se constató que la inmunidad en algunos centros permitía cierta flexibilización de las normas de visitas.
Salvar la Navidad se convirtió en una de las frases más repetidas. A pesar de las restricciones y los llamamientos a la prudencia, los encuentros familiares volvieron a ser uno de los detonantes de la tercera ola semanas después. Y de nuevo los mayores fueron los más afectados.
Entre finales de enero y febrero de este año han vuelto a registrarse fallecimientos en residencias de la región.
En la Asamblea de Madrid se está celebrando una comisión de investigación para analizar la gestión de las residencias en este primer año de pandemia. Sus resultados y conclusiones se conocerán en los próximos meses. Hay que recordar que durante la crisis llegó la dimisión del consejero de Políticas Sociales, Igualdad, Familias y Natalidad en la Comunidad de Madrid, Alberto Reyero. Ocurrió a principios de octubre. Explicó que quería "cerrar una etapa, dar un paso al lado". Durante meses fueron sonadas sus discrepancias con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, sobre la gestión de la pandemia en residencias.
Según los datos del Ministerio de Sanidad y la Comunidad, en Madrid se han producido en el primer año de pandemia 5.056 fallecimientos en residencias de ancianos por coronavirus o signos compatibles (datos cerrados a 23 de febrero de 2021).
Si hablamos del conjunto de la población comprendida a partir de los 70 años la cifra de defunciones en Madrid por Covid alcanza las 19.392 (datos de Sanidad Mortuoria a 23 de febrero de 2021), siendo el grupo de edad comprendido entre los 80 y los 89 años el más castigado (8.690). Las muertes por Covid en mayores de 70 años suponen el 87% de los fallecimientos totales en Madrid en el primer año de pandemia. Es decir, nueve de cada diez muertes por Covid en Madrid son de ancianos.
Las cuentas oficiales de la Comunidad de Madrid, a 21 de febrero de 2021, indican que 70.743 personas mayores de 65 años en Madrid se han contagiado de Covid en este primer año de pandemia. Son muchos más, pues en ese número no se incluyen muchos contagios que se produjeron en la primera ola, cuando la capacidad de rastreo de casos no es la actual. Teniendo en cuenta los datos del censo de Madrid, que sitúan en más de 1,2 millones la población madrileña mayor de 65 años (a 1 de enero de 2020, los últimos datos cerrados), se puede señalar que apenas el 6% de los mayores madrileños han pasado la enfermedad. La incidencia acumulada en este primer año de pandemia lo confirma: se cierra con 5.989 casos por cada 100.000 habitantes mayores de 65 años.
Vacunas, los mayores primero
Las tres primeras personas en ser vacunadas en Madrid lo fueron, lógicamente, en una residencia de mayores. La de Vallecas. Nicanor, José Antonio y Maríarecibieron las primeras dosis.
Entre enero y febrero de 2021 se completó en Madrid la vacunación en residencias y la Consejería de Sanidad explicó que los casos de Covid se habían reducido más de un 85%. Desde el jueves 25 de febrero, justo en el aniversario del coronavirus en Madrid, se empezó a vacunar a los madrileños mayores de 80 años en sus domicilios y en los puntos de vacunación previstos para ello.
Durante este año de pandemia los ayuntamientos han sido decisivos, entre otras cosas, en la sensibilización y concienciación para frenar los contagios. Pero también para desarrollar iniciativas que paliaran la soledad y mejoraran la autonomía de muchos ancianos. En Leganés, por ejemplo, se han propuesto que los hombres, sobre todo los que perdieron a su compañera, aprendan y asuman rutinas que mejoren su calidad de vida.
Pero tras este año tan difícil, ¿qué es lo que piensan ellos y ellas? El proyecto ‘Palabras Mayores’ del grupo de residencias Casaverde nos ha permitido conocer las impresiones de varios de ellos. Antonio Samper, octogenario, dice no tener miedo a la muerte, pero le entristece ver que “no es una muerte natural, es algo distinto, y me resisto a eso”. Cree que la epidemia es un “castigo de Dios” por nuestro comportamiento.
Teresa Báez tiene 84 años. Ella asume como algo bueno las limitaciones que se han puesto para las visitas, incluso aunque hayan supuesto no ver a la familia. Su marido está gravemente enfermo y le horroriza pensar que pueda contagiarse. “Hay mucho miedo, sí, en mi vida había visto esto. Yo ya estoy acostumbrada a la mascarilla y si se me acerca alguien sin ella le digo o mascarilla o largo de aquí”, expresa con firmeza.
María Dolores Juárez lo siente en especial por los que murieron en soledad. “Me quedé muy triste al saber que en una sala refrigerada de Madrid había cincuenta y tantas personas que nadie había reclamado”, se lamenta.
Juárez también critica “la locura de muchos jóvenes, en esas concentraciones, fumando y bebiendo, sin protección alguna contra el virus”. Y también “a los mandatarios, a los gobiernos, están locos por el vil metal. La vida humana vale más, pero en esta desgracia alguien se estará enriqueciendo”.
Activos frente a la pandemia
En un informe reciente la Unión de Pensionistas de España (UDP) ha recordado el papel que han desempeñado muchos mayores para ayudar a personas afectadas por la pandemia. Muchos de los voluntarios de las asociaciones vecinales y despensas solidarias sobrepasan los 65 años. Su labor para atender a cientos de familias y proporcionarles alimentos y otros productos ha sido fundamental.
Y sin embargo, la UDP critica la brecha digital que se ha hecho mayor a raíz de la Covid. Las tecnologías de la comunicación han permitido mantener el contacto con los seres queridos, pero a la vez han complicado a muchos tener que realizar ciertos trámites que han dejado de ser presenciales pasar a ser online exclusivamente.