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El coronavirus en Madrid desde la mirada de un niño
- Solo el 6% de los niños madrileños se han contagiado en el primer año de pandemia. En total, diez niños han muerto en Madrid por la Covid
- Los niños superaron con nota el confinamiento domiciliario y la vuelta al cole
La pandemia del coronavirus ha cogido por sorpresa a los niños. Los menores, como todos, han tenido que aprender a adaptarse a un nuevo escenario: el de convivir con un virus que ha supuesto un drástico cambio en nuestras vidas.
¿Cómo ha cambiado la pandemia a los menores? ¿Cómo es ser niño en esta crisis sanitaria y económica? ¿Les afecta de la misma manera a los niños las restricciones ante la Covid-19?
Las consecuencias físicas
Las consecuencias de la infección por SARS‐CoV‐2 son distintas en niños y niñas que en adultos. Existe evidencia de que los niños son menos susceptibles de contraer la Covid‐19 (resistencia a lainfección) y de que niños/as infectados desarrollan una enfermedad menos grave (resistencia a laenfermedad), con mejor pronóstico.
En este primer año de pandemia, 'solo' han muerto en Madrid diez niños entre 0 y 9 años (ocho niños y dos niñas). Entre 10 y 19 años, apenas cuatro muertes. Nada que ver con las cifras que hay para los mayores.
Las cifras de contagios de los menores entre 0 y 14 años han superado los 61.300 casos en este primer año de pandemia en Madrid, con una incidencia acumulada de 6.029 casos por cada 100.000, similar a la que tienen los mayores de 65 años, pero claramente con un menor índice de mortalidad.
Teniendo en cuenta los datos del padrón en Madrid a 1 de enero de 2020 (los últimos cerrados), que indican que la región cuenta con poco más de un millón de niños, la cifra de casos y la incidencia confirman que solo el 6% de los niños madrileños entre 0 y 14 años han contraído la enfermedad. Todo según las cuentas oficiales, pues se apunta que en la primera ola del coronavirus hubo casos en todas las edades sin cuantificar al no tener la buena capacidad de rastreo que ha habido en las dos olas siguientes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los casos diagnosticados de covid a nivel global, el 1,2% se corresponde con menores de cuatro años y el 2,5% a niños entre cuatro y 14 años.
En un estudio poblacional presentado en diciembre de 2020, realizado en el conjunto de España, se encontró una prevalencia de anticuerpos frente al virus de un 5% en la población general, siendo del 3,4% en la población menor de 20 años. En la Comunidad de Madrid para el conjunto de la población la prevalencia de anticuerpos frente al virus fue de 11,7% y para la población menor de 20 años del 7,3%.
Según los datos del Sistema de Vigilancia en España (SiViEs), el 63% de los casos de covid detectados en menores presentan fiebre; el 56%, tos; y el 25%, dolor de garganta. La presencia de la diarrea afecta al 19%.
La Consejería de Sanidad de Madrid confirma en sus estudios que el virus afecta a la población infantil y juvenil aunque su papel en la transmisión "es limitada".
Con el paso de los meses, la OMS fue desmintiendo el mito que se había creado sobre que los niños apenas se ven afectados por la Covid-19. Para Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, "nada podría estar más lejos de la verdad". La Organización Mundial de la Salud recuerda que el coronavirus no sólo tiene un reflejo en la salud de los niños y niñas. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para el colectivo.
Salud mental
Más allá de haberse o no contagiado, cada vez más investigaciones han demostrado que afrontar los desafíos asociados a la pandemia por Covid-19 ha creado un antes y un después en la salud mental de los menores.
Expertos han advertido desde el principio de la pandemia que las medidas de emergencia relacionadas con el virus ha tenido consecuencias negativas para la salud mental de los niños. Varios estudios han destacado el impacto de la pandemia en su ajuste psicológico, emocional y conductual: "Los hallazgos señalan síntomas de malestar general (por ejemplo, trastornos del sueño), ansiedad y depresión, así como mayores dificultades conductuales, incluidas las conductas externalizantes".
Según la directora técnica de PSISE Madrid, Cristina Alonso Campuzano, una de las consecuencias más detectadas por los padres son los síntomas de falta de atención, agitación y agresividad.
Los especialistas y el Ministerio de Sanidad insisten en que lo más indicado es explicar a los menores que los virus existen, que son patógenos y que es necesaria la prevención y el cuidado para que no nos afecten: "Son una amenaza más".
Javier Urra, director de Recurra y doctor en Psicología y Ciencia de la Salud, señala a Telemadrid.es que los adolescentes de 12 a 18 años no son los que más están sufriendo en la pandemia; "tampoco lo han pasado mal porque el resto estaba igual que ellos". Recuerda que el 70% de las psicopatologías afloran antes de los 18 años.
En su opinión, "la pandemia también está generando más trastorno a los niños". Explica Urra que la situación de emergencia sanitaria que vivimos tiene varias circunstancias que son distintas según la edad. Aclara, además, que los niños hasta los 12 años no sufrieron de la misma forma el confinamiento porque "se encontraban en casa con sus padres". Tampoco se quedan anclados en el pasado, "los niños viven el presente".
El psicólogo educativo Antonio Labanda, por su parte, insiste en la importancia del cariño y el afecto durante los primeros meses de vida para evitar que el niño pueda tener secuelas emocionales a lo largo de su vida. A pesar de que los niños necesitan el acercamiento, asegura que si la relación con sus padres es afectiva, el no estar con sus abuelos durante estos meses de pandemia" no les causará secuelas emocionales". Recuerda que su ausencia debido a la pandemia producirá en ellos un impacto, pero será momentáneo, ya que "los niños un gran nivel de adaptación".
Insiste el especialista en que explicar la verdad siempre es un acierto. Recomienda explicar con normalidad que durante un tiempo el coronavirus va a impedir que puedan dar afecto a sus abuelos por una cuestión de responsabilidad. Esto hará que el niño entienda lo que ocurre y acepte que el contacto durante un tiempo se realizará de forma virtual para protegerles.
Confinamiento y 'telecole'
El confinamiento domiciliario de la primavera de 2020 fue el momento que más factura pasó a los niños de Madrid. En la segunda semana de marzo los pequeños tuvieron que asumir que su día a día, el ver a sus compañeros, relacionarse con sus amigos y familiares, salir a jugar o ir a la calle a pasear había cambiado de un día para otro por un extraño enemigo llamado coronavirus.
Un estudio andaluz ha analizado el impacto socioemocional y educativo que tuvo el confinamiento del pasado marzo en los niños, una investigación que ha recalcado que los juegos en familia y el apoyo en los deberes rebajaron la tristeza en menores que echaron de menos a sus amigos.
Tanto fue el cambio que en el momento de decidir la desescalada, fueron a finales de abril el primer colectivo que pudo salir de los domicilios, acompañados por uno de sus padres. Los parques estaban cerrados por ser focos de contagios, pero esa hora de salida permitió a los menores recuperar algo de normalidad.
También tuvieron que aprender otra lección antes de bajar a la calle. La mascarilla empezó a ser obligatoria para los mayores de 8 años. No quedaba otra. Tendrían que conformarse con ella. Jugar al balón o compartir ese juguete nuevo con su vecino, amigo o primo tampoco sería posible. Los pequeños tuvieron que entender que no podrían dar un beso ni abrazar a nadie que no estuviera en casa. El poco contacto con los abuelos ha sido difícil tanto para peques como para mayores.
Clases desde la pantalla
Para los psicólogos, el cierre urgente e imprevisto de los centros educativos a mediados de marzo constituyó tanto un factor de estrés como una ocasión para introducir nuevas metodologías educativas a distancia, implicando flexibilidad en estudiantes, familias y docentes.
Los psicólogos añaden que la escuela juega un papel fundamental en el desarrollo diario del niño y del adolescente ya que, "más allá de la adquisición de conocimientos, se trata de un contexto en el que entran en juego experiencias, emociones y motivaciones".
Pero tener clase desde casa no ha sido fácil, sobre todo al principio de la pandemia. Los padres y madres pedían desde el principio más inversión para que el aprendizaje de los niños se realizara con la mayor normalidad posible a nivel online. No todas las plataformas funcionaban adecuadamente y muchos niños estuvieron 'desconectados' en esas clases online. Tampoco ha ayudado la brecha digital, ya que muchas familias se han encontrado en sus hogares sin los recursos adecuados para que sus hijos pudieran dar clase desde la distancia.
Desde la FAPA Giner de los Ríos se ha insistido constantemente de que "la presencialidad es la única manera de poder garantizar la igualdad de oportunidades y parte del alumnado está encontrando dificultades cuando la atención se produce de manera telemática". Aseguran que existen diferencias según el centro escolar: "En cuanto a la atención telemática se distinguen dos escenarios; la teledocencia y los teledeberes".
Desde la FAPA Francisco Giner de los Ríos se propuso al Consejero de Educación el generar escuelas de familia enfocadas a formar en competencias digitales a las madres y a los padres pero, recuerdan, que aún no han recibido respuesta.
Otro problema que confirman y denuncian los padres y madres de alumnos es el "mal funcionamiento" de la Plataforma Educamadrid. "Esta plataforma se cae constantemente y no soporta la conexión de todo el alumnado y docentes a la vez; es necesario solucionarlo de manera urgente", dicen.
Sobre el citado confinamiento, los padres piden que no se tomen decisiones drásticas sin tener en cuenta una legislación que vele por los derechos de la infancia. "Nuestros hijos e hijas han estado confinados durante mucho tiempo, sin tener una alternativa a parte de estar entre cuatro paredes". "Hemos echado en falta medidas protectoras de la infancia, como por ejemplo la apertura de parques o zonas verdes", añaden.
La razón es clara: "En el centro escolar los niños y niñas se relacionan, aprenden a convivir, aprenden a ser ciudadanos". Tampoco han podido relacionarse con otros niños o jugar en el exterior.
La vuelta al cole entre burbujas
El curso 19/20 se cerró como se pudo, sobre todo con exámenes online, pero el gran reto fue la vuelta al cole de septiembre. Madrid preparó un protocolo con varios escenarios a tener en cuenta para evitar contagios. Los centros educativos trabajaron a destajo para que los niños madrileños pudieran volver a los colegios en la llamada 'nueva normalidad'. Surgieron conceptos como 'burbujas', que mantenían juntos a un determinado grupo de alumnos sin tener contacto con el resto.
Ya no compartirían clase con todos sus compañeros. Tampoco habría juegos, ni recreo. Podrían volver al cole, sí, pero a una aula extraña. A la vuelta al cole también se sumó otra extraña costumbre: la de compartir mascarillas con libros en la mochila y un gel para lavarse bien las manos. También fue necesario llevar ropa de abrigo. No importaba el frío que hubiera en la calle, las ventanas tendrían que estar abiertas para lograr la mejor ventilación posible.
Pero los contagios eran inevitables y se produjeron. Y con ello, muchas aulas madrileñas han tenido que estar en cuarentena. En octubre, ya con varias semanas después del inicio de la vuelta al cole y con Madrid viviendo los momentos más duros de la segunda ola, llegaron a estar cerradas 1.740 aulas en Madrid y hubo 30.000 alumnos confinados por covid.
Mientras, a finales de enero y principios de febrero de 2021, en lo peor de la tercera ola, las cifras hablaban también de más de 1.300 aulas cerradas y más de 30.000 estudiantes confinados. En principio, solo un colegio público ha sido cerrado entre septiembre de 2020 y febrero de 2021, localizado en la localidad de Matalpino.
La Consejería de Educación ha confirmado a Telemadrid.es que no dispone de datos acumulados de aulas y alumnos confinados desde el mes de septiembre.
Desde Educación se ha destacado la realización de test de antígenos, cada dos meses, a todos los docentes vulnerables (4.000) y a la totalidad de alumnos de Educación Especial. A esto se suma el estudio de la situación del coronavirus en la Educación madrileña, a través de test sobre 15.000 alumnos y 1.500 docentes y en 500 centros, o la contratación de docentes para lograr la mayor presencialidad posible en las clases de los niños madrileños. La cifra de contrataciones de docentes sube a 22.000.
¿Influirá el Covid en su futuro?
Los psicólogos recuerdan que los niños tienen un riesgo mucho menor de tener un impacto en un futuro. Su preocupación, explican, es mucho menos elevada que en los adultos, también en tiempos de pandemia.
Para Antonio Labanda, psicólogo clínico, el coronavirus podría hacer que en el futuro su actitud fuera más prosocial, "tendencia a buscar cosas y a investigar, "aunque no cree que la pandemia tenga una repercusión negativa para los menores.