Los aerosoles, la ventilación y la hostelería en la pandemia... de 1918

Varios investigadores españoles han constatado una "evidencia significativa" de infección de Covid-19 a través de aerosoles, las partículas minúsculas que despedimos al respirar o hablar. Esta forma de contagio principal ya había sido observada por otros equipos científicos internacionales frente a las reticencias de la OMS. En España, el Ministerio de Sanidad no asumió hasta finales de octubre que esta era una de las vías de infección más importantes.

Hace más de un siglo, en algunas partes de España la incidencia de la mal llamada 'gripe española' llevó a algunas autoridades a actuar con bastante celeridad y con una evidente función pedagógica.

El 4 de octubre de 1918, el gobernador Civil de Burgos, Andrés Alonso López, advertía a los habitantes de la provincia que "la infección se propaga por las gotitas de saliva que desprende el que habla a nuestro lado, si está enfermo o convaleciente".

Tabernas, cafés y fiestas

Pedía a todos que se abstuvieran de "permanecer en locales cerrados, mal ventilados, donde se reúna mucha gente, como tabernas, cafés, etc".

Las fiestas en muchos pueblos fueron origen de contagios, por lo que el gobernador ordenó que se "abstuvieran terminantemente de celebrar dichas fiestas o reuniones". En alguna villa se llegó a registrar 800 personas enfermas de una población de poco más de 1.000 habitantes.

Ventilar y cuidarse

La ventilación ya se recomendaba para reducir la posibilidad de enfermar y se señalaba que era conveniente "que se tengan abiertas todo el día las ventanas de los dormitorios y se ventilen con frecuencia los locales".

Los últimos consejos hacían hincapié en permanecer el mayor tiempo posible al aire libre y "seguir los consejos del médico y desoír a los ignorantes que os invitan a beber alcohol o consumir tabaco como remedios (...) más nocivos que nunca"