La esperanza de vida en España ha caído 0,7 años, o lo que es lo mismo, 8 meses y medio, a causa del coronavirus. Es el resultado de una investigación aún no publicada oficialmente, elaborada por científicos de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), que han analizado distintas variables relacionadas con la mortalidad causada por el covid-19.
El coronavirus, con 350.000 muertes y 5,5 millones de casos ya en todo el mundo, ha causado la mayor crisis sanitaria global desde las guerras mundiales del siglo XX. Y su incidencia ha sido tan brutal y repentina, que ha trastocado muchos indicadores sociales, sanitarios y económicos. Entre ellos, era previsible un descenso en la esperanza de vida al nacer, un indicador que ofrece una visión general de la salud y la calidad de vida de un país. Pues bien, dos investigadores del Centro para la Investigación sobre Población de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), Patrick Heuveline y Michael Tzen, han elaborado un trabajo, aún no publicado, que, a falta de recibir la revisión de expertos (lo que se denomia preprint), confirmaría esta tesis.
En el caso de España, la esperanza de vida para 2020, según la OMS, era de 83,69 años (la tercera mayor del mundo tras Japón y Suiza). Ahora se situaría en 82,98, al nivel de 2014. Es decir, en sólo dos meses de pandemia, habríamos perdido lo avanzado en longevidad en 6 años. La caída sería de 8,5 meses. De los 13 países analizado en la investigación, España sería el cuarto que más esperanza de vida ha perdido. En el caso de Bélgica el resultado es aún peor: con 432 fallecimientos por cada 100.000 habitantes (la mayor ratio del mundo), la bajada en la esperanza de vida sería de 0,98, es decir, casi un año completo.
Homogeneizar los datos de mortalidad
Debido al distinto modo en el que cada país ha gestionado el recuento de casos y fallecidos (algunos territorios no añadían los decesos ocurridos fuera de hospitales, otros están haciendo continuas revisiones diarias), Heuveline y Tzen han analizado el impacto en la mortalidad causada por el covid-19 con tres indicadores para poder comparar con ciertos criterios objetivos la incidencia de la enfermedad. Estos son la tasa "cruda" de mortalidad, que mide el número de fallecimientos por cada 100.000 habitantes, pero añadiendo una dimensión que acota la incidencia de la enfermedad en el tiempo; la ratio comparada de mortalidad por edad, donde incluyen ajustes procedentes de la distribución poblacional de cada país; y la caída en la esperanza de vida al nacer.
En el caso de Estados Unidos, han calculado una caída de 0,6 años (algo más de 7 meses), que sería dos veces su mayor descenso vivido en un año, ocurrido entre 1992 y 1993 por la incidencia del sida. Los investigadores además han bajado al detalle para los estados norteamericanos más afectados por el covid. Así, Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut y Massachusetts presentan una tasa "cruda" de mortalidad de entre 825 y 512 muertes por cada 100.000 habitantes, las mayores del mundo, incluso por encima de Bélgica.
Llaman la atención dos casos: Brasil, que ahora mismo se encuentra en pleno pico de la pandemia, con 365.000 casos (el segundo país del mundo) y cerca de 23.000 fallecidos. Aquí, la caída en la esperanza de vida es de más de 9 meses (0,779 años). Y también Suecia, uno de los países con mejor dato (82,9 años), donde, a pesar de tener una tasa de mortalidad baja (121 fallecidos por cada 100.000 habitantes en "tasa bruta"), su controvertida gestión de la pandemia sin confinamiento ha dejado más de 4.000 muertos. Según los cálculos de esta investigación, su esperanza de vida caería 7 meses y medio.
La OMS calculaba este mismo año que a finales de siglo (en 2099) los nacidos en España y en Italia tendrían una esperanza de vida de casi 93 años. Sin duda, la pandemia, tanto por su virulencia en los pasados dos meses como por las incógnitas sobre su evolución, obligará a la revisión de estas series.
A raíz de esta investigación surgen también dos cuestiones derivadas: si la mayor afectación del covid en hombres podría ampliar la brecha de esperanza vital aún más en favor de las mujeres, y hasta qué punto la mayor afectación en edades avanzadas (el 96% de los fallecidos en España tiene más de 60 años) está modificando de manera sustancial, o sólo anecdótica, las características de la pirámide poblacional.