Interior del Mercado de Alto Extremadura | Telemadrid.es
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"¿Quién da la vez, quién es el último?". Es una pregunta que no suele escucharse en la mayoría de supermercados o grandes superficies. Pero sí vuelve a sonar en los mercados tradicionales y parece que más que hace unos años.

El confinamiento de las primeras semanas de pandemia hizo que muchos girarán la vista hacía las tiendas del barrio y los mercados de toda la vida. Estaban allí, cerca de casa, y se convirtieron en el único recurso para llenar la nevera o la excusa para poder salir a la calle.

"Durante el confinamiento esto era una locura, no paraba de venir gente, pedidos por teléfono, por Whatsapp..."

El Mercado de Alto Extremadura, tras el mostrador de una carnicería, está César, que nos confirma a Telemadrid.es que no hay ni punto de comparación entre la actualidad y los primeros meses de la crisis sanitaria. "Durante el confinamiento esto era una locura, no paraba de venir gente, pedidos por teléfono, por Whatsapp... Así estuvimos hasta más o menos el 15 de septiembre y eso que sólo abríamos por la mañana", rememora.

Clientes frente al mostrador de pescadería de un mercado de Madrid | Telemadrid.es

Ahora, según él, se mantienen las ventas, pero "desde la vuelta de verano la cosa se ha puesto un poco más dura", aunque en general cree que "las restricciones de movilidad han hecho que la gente salga menos y la venta se ha reactivado un poco".

"La cosa está floja tirando a peor; como no nos apoyen, nos hundimos"

Gloria, dentro de su frutería, no es tan optimista. "La cosa está floja tirando a peor; como no nos apoyen, nos hundimos", comenta. Cree además que les penalizan los precios que fijan los mayoristas y explica que "nosotros vamos ajustando los precios, pero en Mercamadrid cada vez están más caros". Para ella la situación que atraviesa el pequeño comercio es "una pescadilla que se muerde la cola; si la gente no trabaja no tienen dinero y no compran, si van a trabajar y tienen mala suerte enferman y no pueden ni trabajar ni comprar".

"La gente del barrio es la que nos mantiene, las ventas han descendido un 30% en el mercado"

En la pescadería de Luis dicen que están al límite, con varios trabajadores en ERTE y con la amenaza de cierre. Son 32 empleados, repartidos entre este puesto y otros locales, y casi la mitad acogidos a la regulación temporal de empleo. "O se ponen las pilas y toman medidas firmes y sin contradicciones o acabamos cerrando todos. La gente del barrio es la que nos mantiene, las ventas han descendido un 30% lo notamos en el mercado".

Luis tiene, además, una empresa de conservas que sirve a los centros escolares y tampoco consigue compensar las pérdidas con esta actividad.

Entrada al Mercado de Tirso de Molina | Telemadrid.es

El Mercado Tirso de Molina optó hace tiempo por convertir algunos de sus puestos en locales de hostelería. Cervezas, vinos, paellas y degustaciones de diversos productos siguiendo los pasos de otros espacios similares de la capital. Muchos cierres bajados, tanto de vendedores de frescos como de hosteleros. La pandemia ha sido mala para unos y peor para otros.

"Las ventas se desplomaron en junio en cuanto dejaron que la gente empezara a salir"

En el Mercado de la Cebada, Fernando, carnicero y presidente de los vendedores de este recinto, pone una fecha y un momento a partir del cual empezaron a ir peor las cosas. En su carnicería "las ventas se desplomaron en junio en cuanto dejaron que la gente empezara a salir. El verano ha sido flojo y desde septiembre lo que notamos es intranquilidad en la gente", sostiene mientras otros compañeros del mercado asienten.

El Mercado de la Cebada, en La latina | Telemadrid.es

El 'descubrimiento' del comercio de proximidad por muchas personas llevó a cierto optimismo entre los vendedores, aunque Fernando cree que no es un hecho significativo porque "el confinamiento fue un buen momento, pero también se ha perdido desde entonces. De los 67 clientes que teníamos a domicilio sólo han permanecido 5".

Otro de los que añoran, en lo comercial, el confinamiento es Manolo. Tiene un puesto de especias, tés y mieles y asegura que "no he vendido tanto en mi vida como en aquellos días pero ahora, ni de lejos, ahora sí que se nota el bajón".

"Se ha vaciado el barrio de vecinos, se han ido muchos clientes"

Celestino, regenta una charcutería y coincide en casi todo con Fernando y Manolo. Se lamenta del cierre de puestos. "Una media docena", nos cuenta, mientra repasa con sus compañeros los nombres de las personas que ya no trabajan allí.

En La Cebada han notado el descenso de clientes particulares, pero también el de los hosteleros. "Mal para nosotros, mal para ellos y para la vida del barrio". Los vendedores apuntan a la 'gentrificación' como una causa añadida a su situación. "Se ha vaciado el barrio de vecinos, se han ido muchos clientes, ya sabe".

"Los clientes que perdemos en el mostrador los ganamos en Internet"

En otro extremo de la ciudad, en el Mercado de Ventas, el encargado de la pollería del puesto 108 muestra cierto alivio. "No nos falta trabajo pero se nota que hay menos, no tanto como en la hostelería, pero se nota. El virus nos pasa factura a todos".

Puestos de venta en el interior de un mercado madrileño | Telemadrid.es

Las redes sociales se han convertido, en algunos casos, en nuevos modos de hacer comercio para los puestos tradicionales y así compensar la pérdida de compradores presenciales. "Podemos perder clientes en el mostrador pero los ganamos en Internet, la gente que no quiere salir hace el encargo a domicilio", nos aclara el encargado. Y advierte que el mostrador sigue siendo el principal punto de venta, pero "Internet supone ya entre el 20 y el 25% del total".