¿Tiene náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea?... El coronavirus puede ser el culpable
La infección por SARS-CoV-2 no solo afecta a las vías respiratorias sino que también puede atacar a nuestro estómago
Después de dos años de pandemia hemos aprendido bastantes cosas de cómo afecta la COVID-19 a nuestro organismo en general, y al aparato digestivo en particular. Si bien la afectación respiratoria es la más llamativa, no son raros los pacientes con síntomas relacionados con el aparato digestivo.
Así, según explica el doctor Diego Sánchez Muñoz, especialista y referente en esta materia en Andalucía, y director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo, en la infección aguda por COVID-19 son relativamente frecuentes la aparición de nauseas, de vómitos, de dolor abdominal y de diarrea que, aunque generalmente leves, pueden ser de cierta entidad en pacientes con enfermedades crónicas digestivas previas que pueden verse agravadas.
Por otro lado, indica que el hígado también puede verse afectado, presentando muchos pacientes elevación de las enzimas hepáticas (transaminasas), al igual que ocurre en otras infecciones víricas. Es más, mantiene que el comportamiento es "muy variable" de unas personas a otras, pero en general la infección por la cepa predominante actual, que es la ómicron, parece haber reemplazado ciertos síntomas que fueron más típicos con las primeras cepas de la infección por SARS-CoV-2.
"De esta forma, un síntoma muy característico de los pacientes afectados durante los primeros meses de la pandemia fue la pérdida de olfato y de gusto, y actualmente prácticamente son síntomas marginales. Del mismo modo, la sintomatología digestiva parece ser también menos frecuente en los pacientes infectados por la variante ómicron que, hablando de forma muy generalizada, parece producir síntomas más parecidos a los de un resfriado o de una gripe que las infecciones por cepas en anteriores oleadas", agrega.
Ahora bien, sobre por qué la COVID-19 afecta a algunos pacientes al aparato digestivo y a otras no, el doctor Sánchez Muñoz indica que la variabilidad en la presentación clínica de estos pacientes infectados sigue siendo algo que todavía no está bien aclarado. "El espectro es tan grande que los pacientes pueden estar totalmente asintomáticos y pasar una infección de forma silenciosa, a pacientes muy graves que, desgraciadamente, pueden fallecer. Evidentemente, el tener factores de riesgo, como edad avanzada, enfermedades crónicas o inmunosupresión son predisponentes a que la enfermedad sea más sintomática y más grave", agrega.
Desde el punto de vista digestivo dice que ha tomado gran relevancia en los últimos meses el papel que puede jugar la microbiota intestinal en la defensa frente a la afectación digestiva: "La microbiota es la población de bacterias y otros microorganismos que viven en nuestro intestino delgado, y que son indispensables para el proceso de la digestión de los alimentos, pero no solo eso, sino que además son fundamentales en el equilibrio inmune a nivel intestinal y a distancia".
El director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo refiere también que desde el inicio de la pandemia se conoce que la COVID-19 se instala, entre otras células, en el estómago y en el intestino delgado. "De hecho, se postuló la realización de pruebas de antígenos en heces ya que el virus se excreta por las mismas y además, el estudio de las aguas fecales es fundamental para evaluar la evolución de los contagios en ciertas áreas. De esta forma, probablemente las personas cuya microbiota intestinal sea más sana y más fuerte, sean las más resistentes a la afectación digestiva de la infección por COVID-19 y, por tanto, sean las que menos síntomas en este sentido manifiesten", añade.
Pero no solo eso, sino que la propia infección por el virus, según advierte, igual que ocurre con otras infecciones o colonizaciones por microorganismos en el intestino puede provocar una alteración en dicha microbiota, lo que conocemos como 'sobrecrecimiento bacteriano', y no son raros los pacientes que, una vez pasada la infección aguda, presentan sintomatología digestiva como hinchazón abdominal, cambios en el hábito intestinal, digestiones lentas y pesadas, o náuseas, entre otros síntomas digestivos.
Proteger nuestro estómago frente al SARS-CoV-2
Con ello, este especialista ve recomendable de cara a una infección por SARS-CoV-2 es fundamental mantener una alimentación sana, rica en fibra, variada, con abundante hidratación, evitando alcohol y otros tóxicos y, en caso necesario, tomar alguna medicación para mitigar algún síntoma que aparezca. "Por lo dicho anteriormente, quizá pueda ser una buena idea suplementar con probióticos específicos durante los días de convalecencia para fortalecer nuestra microbiota, si bien, esto no está demostrado", avisa.
En última instancia, el doctor Diego Sánchez Muñoz, especialista y referente en esta materia en Andalucía sostiene que hay que tener en cuenta que el mejor tratamiento frente a la COVID-19 es la protección, propia y mutua. "Esto pasa por las medidas por todos bien conocidas de mascarilla, distancia y ventilación. Tampoco hay que olvidar que la vacunación ha ayudado a que toda la sintomatología y la gravedad de la infección sea bastante más leve, por lo que creo que debemos hacer un llamamiento a la responsabilidad individual y colectiva para acabar lo antes posible con este mal sueño que estamos viviendo", sentencia el experto.
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