64-83. El Real Madrid se impone al Zalgiris en Kaunas

El Real Madrid se impuso a domicilio en la pista del Zalgiris de Kaunas (64-83), una victoria que, más allá del resultado, supone una especie de respaldo psicológico para el equipo, pues fue ante los lituanos donde firmaron una de sus peores noches del año hace menos de un mes.

Los caprichos del calendario quisieron que ambos conjuntos volvieran a verse las caras poco después de hacerlo en la capital de España, el día en el que los de Chus Mateo parecieron tocar fondo con una derrota que hizo más profundo el mar de dudas en el que zozobraba el cuadro español.

Sin embargo, tras ganar ocho de los últimos nueve partidos -cuatro de ellos en la máxima competición europea-, y de algunos retoques estéticos, el Real Madrid se mira en ese espejo y lo que ve es una imagen completamente distinta. Lo aprecian los jugadores, que pisan la pista con confianza, y también los rivales, que parecen haber recuperado el respeto.

No obstante, ante su público, el Zalgiris siempre es peligroso y así lo demostró en el primer cuarto, que empezó igualado y se rompió cuando el anfitrión transformó tres triples consecutivos de Brady Manek, Sylvain Francisco y Arnas Butkevicius y otro más de Lukas Lekavicius a falta de diez segundos para llegar a los diez minutos (26-15, m.10).

A los visitantes no les quedó más remedio que ponerse a cubierto y construir desde la defensa. Funcionó, porque entre las mejoras que ha presentado el Real Madrid desde aquel fatídico 12 de diciembre una de las más evidentes es la relativa a la protección de su canasta.

Así, solo encajó dos puntos en los seis minutos y medio iniciales del segundo acto, obra de Dovydas Giedraitis. Y a cambió dejó en el aro opuesto hasta quince, siete de ellos de un Serge Ibaka al que en la rotación habitual de protagonismo en el equipo, esta vez le tocó ser clave.

Eso le valió primero para remontar y luego para que, tras encajar sólo ocho puntos durante ese tramo, el duelo llegase igualado al descanso (34-35, m.20).

Todo ello puso al cuadro español en la buena senda, pero le faltaba dar un golpe de efecto que rompiera el partido. Llegó con tres minutos y medio disputados del tercer cuarto.

En ese momento el bosnio Dzanan Musa clavó un triple kilométrico y pisó en su caída el pie de Arnas Butkevicius, puesto con mal gusto por el lituano y que provocó una antideportiva.

Musa transformó el tiro libre resultante y en la inmediata posesión anotó otro lanzamiento de tres. Una jugada de siete puntos, todos fabricados por el 13'blanco, que situó a los foráneos seis arriba. Aguantó por momentos el tirón el Zalgiris, pero un parcial posterior de 0-8 permitió a su oponente afrontar el cuarto decisivo venciendo por 46-55.

Esa situación, relativamente cómoda, ya la había desperdiciado el Real Madrid en situaciones similares durante este curso. Pero, lejos de dejar meterse al conjunto lituano en faena, se presentó en el cuarto decisivo con 13 puntos sin réplica convertidos en apenas tres minutos.

Quinta victoria consecutiva

Fueron momentos en los que siguió brillando Ibaka; en los que apareció Sergio Llull; en los que floreció Eli John Ndiaye; y, sobre todo, en los que se vio una de las mejores versiones del dominicano Andrés Feliz con la camiseta blanca desde su llegada.

De esta manera la segunda línea finiquitó el enfrentamiento y permitió al Real Madrid sumar cinco triunfos seguidos en el torneo continental, continuando con una escalada que le ayuda a acariciar ya los puestos de playoffs.