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(Actualizado

Un gol del lateral francés William Accambray en el último segundo de partido apeó a España de la lucha por las medallas, tras caer por 22-23 ante Francia, en un encuentro en el que el conjunto español no supo aprovechar el excepcional partido de un Arpad Sterbik, que al igual que el resto de los internacionales españoles no mereció tan cruel final.

Y es que Accambray, el mejor del equipo francés hoy, se encontró con un balón, cuando Sterbik parecía haber forzado la prórroga para el equipo español, tras detener el último lanzamiento de la gran estrella gala, Nikola Karabatic.

Un gol que dejó completamente abatida a una selección española que queda apeada de las semifinales, que arrancó la jornada convencida de alcanzar, aferrada a una estadística que aseguraba que nunca había perdido en competición oficial con el "gigante" francés desde la llegada al banquillo de Valero Rivera a finales de 2008.

Cifras que España se empeñó en prolongar desde el comienzo aferrada a sus dos mejores armas: una agresiva defensa y una portería espectacular.

LA SUERTE NO FUE ROJA Y AMARILLA

Y es que sólo de impresionante puede calificarse el arranque de partido del meta español Arpad Sterbik, que detuvo ocho de los nueve balones que lanzó el equipo francés, el vigente campeón olímpico y mundial, en los quince primeros minutos de juego.

Sólo de penalti lograron anotar los de Claude Onesta, absolutamente desbordados por la intensidad y movilidad de una defensa española, que empequeñeció como nunca a la constelación de estrellas que conforman la selección francesa.

Una circunstancia que permitió no sólo ya correr al equipo español, sino para dotar a su ataque de la tranquilidad necesaria para superar con asiduidad el habitualmente infranqueable sistema defensivo francés.

De la mano de Joan Cañellas, Julen Aginagalde o Víctor Tomás el conjunto español fue aumentando cada vez más y más una ventaja que llegó a situarse en una máxima renta de cinco goles (6-1) apenas superado el ecuador de la primera mitad.

Pero bastó que bajara mínimamente la efectividad de Sterbik, que llegó a promediar por momentos hasta casi un noventa por ciento de paradas, y, sobre todo, que el ataque español perdiese un poco de claridad para que los franceses se acercasen peligrosamente (7-5) en el tanteador.

Problemas ofensivos que se encargó de solventar, como tantas otras veces, el pivote Julen Aginagalde, que no falló ni uno solo de los tres lanzamientos que intentó ante un Thierry Omeyer, considerado el mejor guardameta del mundo, que poco a poco se empezaba a calentar.

Sin embargo, ni la entrada en ignición de "Titi", ni la irrupción del pivote Cedric Sorhaindo, que monopolizó el ataque francés en los minutos finales de la primera mitad, bastó para que España perdiera la delantera en un marcador, que al descanso reflejaba un 12-9 favorable al equipo español.

Una renta que se diluyó casi por completo en los primeros compases de la segunda mitad (12-11) en los que la selección española manejó peor la exclusión de Raúl Entrerríos, que Francia los dos minutos con los que fue castigado Bertrand Gille.

Pero ni el acelerón francés logró desconcentrar a un Arpad Sterbik que con dos nuevas paradas permitió a los de Valero Rivera volver a adquirir el colchón de tres tantos (16-13) con el que transitó durante casi toda la primera mitad.

Diferencia que España perdió definitivamente (17-17) a los doce minutos de la reanudación, con la explosión definitiva de un Omeyer que respondió a la impresionante puesta en escena con paradas y más, en un duelo, en el que además de una semifinal en juego, pareció jugarse el honorífico galardón de mejor guardameta mundial

Una pugna en la que se interpuso el lateral William Accambray, que en su debut en la competición, en la que aterrizó hace un día por la lesión de Guillaume Joli, martilleó una y otra vez a la defensa española, hasta poner por primera vez en ventaja (17-18) al equipo francés a menos de trece minutos para el final.

Renta que el propio Accambray, autor de siete tantos, se encargó de situar en unos inquietantes tres goles (17-20), que parecieron destemplar definitivamente a un equipo español, para el que cada ataque se convirtió en un auténtico suplicio.

Sin embargo, Sterbik no estaba dispuesto a que su magnifico partido se quedara sin premio y con una nueva parada, enganchó de nuevo el equipo español al encuentro y a un marcador, en el que España entró con un gol de desventaja (21-22) a los últimos cinco minutos de juego.

Un tiempo en el que el extremo Víctor Tomás se convirtió en un auténtico gigante con una impresionante recuperación de balón, primero, y posteriormente un gol que permitieron a los de Valero Rivera llegar al último minuto de encuentro con el tanteador igualado (22-22) y posesión de balón.

Pero Joan Cañellas, forzado por la advertencia de pasivo de los colegiados, erró su último lanzamiento, dando una última oportunidad a Francia, aunque con mucha fortuna, no desaprovechó para sellar su pase (22-23) a las semifinales.