16 meses después de sufrir un presunto positivo por encontrar clembuterol en un control sorpresa, Alberto Contador defiende su inocencia, que fue víctima del consumo de carne contaminada, durante el día de descanso del Tour de Francia de 2010, que ganó el ciclista madrileño por delante del luxemburgués Andy Schleck. En esos 16 meses, Contador se ha cansado de defender su inocencia en todo el mundo, ha ganado carreras, incluído el Giro de Italia, y ha sido exculpado por el comité de competición de la Federación Española de Ciclismo, polémica decisión recurrida por la Unión Ciclista Internacional y la Agencia Mundial Antidopaje, que tratan a toda costa de demostrar que Alberto se hizo una autotransfusión de sangre durante aquel Tour y que para enmascararla utilizó el clembuterol.
Un juez alemán, un suizo y un israelí escucharán hasta el jueves a 20 testigos, presentados por ambas partes para confirmar sus tesis. También Alberto declarará, posiblemente el miércoles, el último testimonio que oirán los jueces, que tomarán una decisión a finales de año o principios de 2012, bien la absolución del deportista bien una sanción de dos años, aunque también podría haber una sanción menor o decisión intermedia.
Entre los testigos que presenta la defensa de Contador destaca una británica experta en el caso de las vacas locas y dos polígrafos estadounidenses que tratarán de confirmar que el testimonio de Alberto es cierto, cosa que él ya ha acreditado siempre con la defensa de su inocencia sin dudas ni vacilaciones. Hay 3 jueces, uno que preside el tribunal y dos propuestos por las partes; la defensa de Contador ha propuesto a un alemán muy crítico contra el dopaje, para que no haya ninguna duda de la postura del ciclista y su equipo.
Hasta el jueves, el TAS se enfrenta a uno de los casos más mediáticos e importantes de sus 27 años de historia, lo que hoy califica algún periódico como Un juicio para la posteridad.