Alcaraz, a la final de Roland Garros tras ganar a Sinner en cinco sets
Épica remontada por 2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3
Arévalo y Pavic cortan el paso en semifinales a Granollers y Zeballos
Efe
Carlos Alcaraz se ha clasificado para la final de Roland Garros tras derrotar en cinco sets al italiano Jannik Sinner por 2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3. En la final de París se enfrentará al Alexander Zverev.
Alcaraz firmó una épica remontada en 4 horas y nueve minutos. A sus 21 años, el español se convierte en el jugador más joven de la historia en alcanzar finales de Grand Slam en todas las superficies, y buscará sumar su tercer Grand Slam.
"Ha sido un sufrimiento, aquí hay que disfrutar de la grandeza de este torneo, pero hoy, durante cinco sets, hemos tenido que pelear y hay que saber también disfrutar del sufrimiento", dijo el español.
Como en su ya legendario choque en el Abierto de Estados Unidos de 2022, en el que Alcaraz levantó una bola de partido antes de apuntarse el choque y, posteriormente, el torneo, lo que le propulsó al número 1 del mundo, los dos contendientes batallaron durante cinco sets.
Considerado el duelo entre los dos mejores exponentes de la generación nacida en el siglo XXI, la presión fue la tónica dominante durante el partido y atenazó a ambos contendientes, que multiplicaron los errores.
A falta de calidad, el partido tenía que resolverse por la épica, la constancia y la fe y el español, que estuvo a remolque durante buena parte del partido, tuvo un poco más para aguantar en el tramo final y acabar levantando los brazos.
Alcaraz comenzó mal, estuvo tenso todo el partido, multiplicó los errores (58) pero supo sobrevivir para llegar con opciones hasta el final, contra un rival que más allá del primer set, tampoco tuvo un tenis fluido, y también firmó numerosos fallos (44).
No era un día para retrasos en un París tomado por las fuerzas de seguridad, con calles cortadas para dejar paso a los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y Ucrania, Volodímir Zelenski, de regreso de la conmemoración del desembarco de Normandía, pero Alcaraz llegó tarde.
Estaba en la central de París a la hora acordada de su cita con Sinner, la novena de su corta carrera que, a buen seguro, traerá otras, pero aunque hizo acto de presencia, realmente no había llegado aun cunado empezó el peloteo.
Un 4-0 de salida, dos servicios rotos del español, dos juegos en blanco con su saque el italiano y ya el partido hipotecado, cuesta arriba.
Veinte minutos tardó el español en ganar su primer juego, 26 el romper el primer saque a su rival, pero cuando parecía que se reenganchaba, el martillo del virtual número 1 volvió a golpear para cerrar la manga.
No encontraba la vuelta al duelo el murciano, obligado a arriesgar para contrarrestar la eficacia de Sinner con su servicio, una apisonadora con una eficacia del 85%, y así tanto se acierta como se falla.
A Sinner, el cándido, se le ponía cara de asesino, apretaba el puño con rabia, cerraba la mandíbula y en sus ojos se dibujaba sangre. No quería dejar escapar la presa.
La segunda manga parecía discurrir por el mismo cauce, 2-0 de entrada y un augurio sin apelación: a ese ritmo no se puede ganar al italiano.
Pero el tren de tenis de Sinner fue perdiendo fuerza, su servicio dio algo de oxígeno al español, su derecha empezaba a hacer estragos (14 golpes ganadores) y mandaba bolas más altas, más molestas, a las que el italiano no supo responder (solo dos golpes ganadores). Cinco juegos seguidos se apuntó Alcaraz y la segunda manga de su lado. Otro partido.
El duelo se fue a la deriva. Nerviosos, tocados físicamente, los dos adversarios multiplicaron los errores, que fueron más que los aciertos desde ambas raquetas, dejaron escapar una y otra vez opciones de cobrar ventaja.
El fisio atendió al italiano, de la mano derecha y de las piernas, como si quisiera prevenir posibles calambres. El español tampoco rulaba a pleno rendimiento. Sin calidad, el partido se aferró a la emoción.
Alcaraz golpeó primero, rompiendo el servicio en el tercero, pero enseguida cedió el suyo y ya no lo pudo recuperar, pese a que dispuso de hasta cuatro opciones para conseguirlo.
El saque del español entró en una fase dramática, mustio, inofensivo, sin picante, un regalo para Sinner que se lo arrebató en el sexto juego y ya no dejó escapar el margen.
Se aferró al cuarto set Alcaraz, el más impreciso de todos, una hoja caída de un árbol que podía ir a cualquier lado. Atenazados por el miedo, arriesgaban poco y fallaban mucho, pero el español amarró el set en un acelerón final, que no fue más que el preludio de la apoteosis final.
Carlitos había recuperado el colmillo y en el quinto set zarandeó al italiano, colocándose 4-1 y llevando toda la presión al campo rival. Se aferró a su servicio y, con mucha tensión, cerró el duelo.
Persigue ser el octavo tenista español en levantar la Copa de los Mosqueteros
Alcaraz persigue este domingo a las tres de la tarde frente al alemán Alexander Zverev ser el octavo español que levanta la Copa de los Mosqueteros en el Grand Slam parisino de Roland Garros en su primera final, que de ganarla sería el sexagésimo segundo del mundo en inscribir su nombre como campeón.
Rafa Nadal es con diferencia el tenista que más veces fue campeón en la pista Philippe Chatrier -2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022- y le siguen el francés Max Décugis, con ocho títulos ganados entre 1903 y 1923, y el sueco Björn Borg, que se llevó seis entre 1974 y 1981.
Antes que Nadal, triunfaron Juan Carlos Ferrero, entrenador del murciano, en 2003, Albert Costa en 2002, Carlos Moyà en 1998, Sergi Bruguera en 1993 y 1994, Andrés Gimeno en 1972 y Manolo Santana en 1961 y 1964.
Arévalo y Pavic cortan el paso en semifinales a Granollers y Zeballos
El español Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos, pareja número uno del tenis mundial, sucumbió en semifinales de Roland Garros ante la gran reacción del salvadoreño Marcelo Arévalo y el croata Mate Pavic, novenos cabezas de serie y que, tras ceder el primer set, terminaron imponiéndose por 3-6, 6-4 y 7-5.
Los favoritos, que intentaban alcanzar su cuarta final de un Gran Slam, fueron muy superiores en el set inicial, en el que rompieron dos veces el saque de sus rivales y cuando estuvieron al servicio solo cedieron cuatro puntos en todo el parcial.
Pero en el segundo Arévalo y Pavic fueron entrando en juego y lograron un 'break' que resultó decisivo. Ninguna de las parejas quería soltar el pase a la final. La dupla hispano-argentina cedió el saque (1-3), pero lo recuperó poco después (3-3).
Con 5-5, el dúo salvadoreño-croata dispuso de dos puntos para volver a desequilibrar, y lo aprovechó. Granollers y Ceballos tenían que devolverles la jugada para llevar el desenlace al desempate y llegaron a tener una bola para hacerlo, que no fructificó.
Sus rivales en la final serán los italianos Simone Bolelli y Andrea Vavassori