"Es como un pulpo", admite Carlos Alcaraz cuando escucha el nombre de Daniil Medvedev. "Lo hace casi todo bien", añade el murciano, que es consciente de que este viernes tendrá ante sí al rival más fiero de los que se ha encontrado por el camino en este Wimbledon y también al más experimentado: el ruso es el único al que se ha enfrentado que sabe lo que es ganar un Grand Slam.
Lo hizo en el US Open 2021, cuando se aprovechó de un Novak Djokovic devorado por la ansiedad de estar a un partido de completar el Grand Slam, logro que solo Rod Laver, en 1962 y 1969, ha conseguido en el tenis masculino.
Medvedev rompió una barrera que se resiste a muchos otros tenistas de su generación, como Alexander Zverev, Stefanos Tsitsipas, Casper Ruud y Felix Auger-Aliassime, por nombrar solo unos pocos. Se coronó número uno y aspiró a derribar por fin la tiranía del Big Three.
Sin embargo, hubo un momento que tiró por tierra todo eso. La final de Australia 2022. El de Moscú tuvo a Rafa Nadal sometido por 6-2, 7-6 (5) y 3-2 40-0, con el saque de Nadal. Estaba a un punto y dos juegos de sumar su segundo Grand Slam consecutivo y de llevarse por delante a dos miembros de los tres fantásticos. Era un punto pinacular de su carrera, pero como bien es sabido, el balear levantó ese encuentro y destrozó mentalmente al ruso, que hizo un 2022 para olvidar teniendo en cuenta las expectativas que había generado.
No llegó a una sola final de Masters 1.000, cayó en octavos en Roland Garros y US Open (no pudo jugar Wimbledon por el veto a rusos y bielorrusos) y en las Finales ATP no pasó de la fase de grupos. Salió de entre los cinco mejores del mundo y su efervescencia se evaporó.
Melbourne, a comienzos de este 2023, tampoco le trajo buenos recuerdos y perdió en tercera ronda contra Sebastian Korda, lo que le hizo abandonar el top ten por primera vez en dos años y medio.
Un golpe suficientemente grande como para pensar que Medvedev se había estancado y que quedaría como uno de esos tenistas que tras alcanzar su pico de éxitos se derrumbaría.
Y ocurrió todo lo contrario. El moscovita se llevó de una tacada Róterdam, Doha y Dubai; en este último derrotando a Djokovic. Perdió en la final de Indian Wells ante Alcaraz y se llevó la de Miami. Ganó 27 de 29 partidos y llegó a la gira de tierra batida, donde comenzó una batalla personal contra el polvo de ladrillo.
"No me gusta comer tierra. No sé si al resto de gente le gusta, pero a mí no. Estoy lleno de tierra, en mis zapatillas, mis calcetines...", explicó el ruso, que pese a sus quejas hizo cuartos en Montecarlo, tercera ronda en Madrid y ganó en Roma. Resultados suficientes para que se le diera como favorito en Roland Garros.
En París defraudó y perdió en primera ronda contra Thiago Seyboth Wild, número 172 del mundo, pero Medvedev estaba contento.
"Estoy feliz de que la tierra se haya acabado", sentenció el ruso, que no hizo una gran gira de hierba previa a Wimbledon, con derrota en primera ronda de s'Hertogenbosch y en cuartos de Halle.
Pero el rumbo se arregló en Wimbledon. Triunfos ante Arthur Fery, Adrian Mannarino, Marton Fucsovics, Jiri Lehecka y Christopher Eubanks, antes de un enfrentamiento ante el hombre que solo le permitió hacerle cinco juegos en la final de Indian Wells.
"Creo que ese partido no va a contar mucho aquí. Aquella pista era muy lenta, aquí el saque es más importante. Allí no podía conseguir puntos gratis con el servicio", replicó Medvedev, que alabó a Alcaraz.
"Es muy interesante jugar contra Carlos. Es un jugador increíble y solo tiene 20 años. Su potencia (es lo más destacable). Cuando tenía 17 años, no hace tanto, era mucho menos maduro, lo cual es normal. Fallaba mucho. Todo el mundo podía ver que era increíble, pero todos nos preguntábamos si iba a encontrar la forma de fallar menos usando la misma potencia. Y lo ha conseguido".
"Es muy alto y está jugando muy bien en hierba", responde Alcaraz. "Está teniendo un gran año y ya perdí el primer partido que jugamos en esta superficie, así que tengo que aprender de ello. Es muy completo, creo que Rublev lo ha dicho varias veces: es como un pulpo, llega a todas las bolas. Es un atleta espectacular".
Estas semifinales, las primeras para ambos en el All England Club, supondrán el tercer duelo entre los dos tenistas. El primero se lo llevó Medvedev, en la segunda ronda de Wimbledon 2021, cuando Alcaraz apenas tenía 18 años y venía de jugar el primer partido de su vida a cinco sets, y el segundo fue en la ya citada final de Indian Wells, con el español ya entre los mejores del mundo.