Un año después de su épico triunfo ante Novak Djokovic en la Catedral del tenis, el murciano vuelve a Wimbledon con la etiqueta en la solapa cambiada. Ya no es aspirante al título, ahora es favorito, con la responsabilidad y la presión que ello conlleva en un torneo que puede unirle al exclusivo club de los tenistas que han ganado seguidos Roland Garros y Wimbledon.
Alcaraz tiene ante sí un escenario diferente al del año pasado, cuando apenas era un chaval con un puñado de partidos en hierba. Ahora es ganador en Queen's y Wimbledon y las quinielas le sitúan favorito, por encima de Jannik Sinner, el gran rival, y del maltrecho Novak Djokovic.
Su gira de hierba ha sido diferente a la de hace un año, con temprana derrota en segunda ronda de Queen's, por lo que apenas llega a su debut de este lunes (13.30 hora de Reino Unido) con dos partidos oficiales en la superficie.
Ni siquiera ha querido hacer exhibiciones estos días, pese a la oportunidad que existía en Hurlingham. Ha preferido hacer sesiones exhaustivas en las pistas de Wimbledon durante ocho días junto a tenistas de nivel como Grigor Dimitrov, el que más le exigió, Stan Wawrinka, Flavio Cobolli y Jack Draper.
Sus sensaciones son buenas y el cuadro también, pero el ritmo lo marcarán los primeros partidos. "Tras lo del año pasado, a lo mejor me toman como más favorito, pero estoy intentando no tomarlo de esa manera.
Perdí en los octavos de Queen’s y eso demuestra lo difícil que es jugar en hierba. Hay muchos jugadores también que están mucho más adaptados y todo puede pasar", avisó el murciano, que debutará ante Mark Lajal, número 262 del mundo e inexperto en Grand Slams.
Este lunes comenzarán dos semanas de intentar ser el sexto hombre en la historia en lograr el 'Channel Slam', es decir, ganar Roland Garros y Wimbledon de forma consecutiva, como ya hicieron en el pasado Rod Laver, Bjorn Borg, Rafa Nadal, Roger Federer y Djokovic.
El cuadro ha sido de los más favorables de su carrera y le pone como obstáculos el lesionado Frances Tiafoe en tercera ronda, Ugo Humbert en octavos, Tommy Paul, ganador en Queen's, en cuartos, y Sinner en semifinales. Para la hipotética final queda Djokovic.
No dudó Alcaraz en apuntar al italiano y al serbio como sus grandes rivales en este torneo, sin dejar escapar a otros como Alexander Zverev, que nunca ha pasado de octavos aquí.
Sinner ha ido quemando etapas en hierba, con los cuartos de 2022, las semifinales de 2023 y el título en Halle hace una semana. Ya venció a Djokovic en un set de entrenamiento esta semana y advirtió que, a diferencia de Roland Garros, donde tuvo problemas de espalda, aquí viene sin dudas físicas.
Todo lo contrario a un Djokovic que ha ganado la carrera contra el tiempo y en apenas tres semanas ha pasado de estar metido en un quirófano en París a poder entrenar con los mejores del mundo en hierba.
Siguiendo el ejemplo de Taylor Fritz, que sufrió el mismo problema hace tres años, el serbio se ha recuperado a tiempo y debutará este martes con todas las garantías sobre su rodilla.
El sorteo, además, le dio lo que quería, partidos amables hasta los cuartos de final, cuando aparecerán retos mayores como Alex de Miñaur y Hubert Hurkacz.
"No era un miedo de quedarme fuera, simplemente diría que es un increíble deseo de jugar, de competir, sobre todo, porque es Wimbledon, el torneo que he soñado desde que era un niño. Pensar en perdérmelo no era correcto, no quería lidiar con ello".
"No he tenido ninguna recaída. Si la hubiera tenido, me hubiera preguntado si debería estar aquí o no, pero no ha sido así, así que, ¿por qué no darle una oportunidad?", aseveró el serbio, al que Alcaraz tachó de "superhumano" por su pronta rehabilitación.
Fuera de los tres mejores del mundo, las posibles sorpresas recaen en hombres como Hurkacz, quizás el mejor sacador del momento y finalista en Halle, Zverev, al que siempre le ha faltado un punto en esta superficie, Taylor Fritz, cuartofinalista aquí y reciente ganador en Eastbourne, Paul, ganador en Queen's, pero con un lunar en los Grand Slams, donde solo atesora una presencia en cuartos, y Dimitrov, que en su segunda juventud quiere romper su límite de las semifinales en esta clase de torneos.