Como si del día a la noche se hubiera mimetizado con la hierba, Carlos Alcaraz, superado el susto de su debut en la superficie, inclinó al checo Jiri Lehecka (6-2 y 6-3) y por primera vez en su carrera está en los cuartos de un torneo en esta superficie.
En Queen's, un torneo en el que Alcaraz ansía estar en el muro de los campeones, el murciano dio este jueves un paso amenazador. Ante un rival mucho más cómodo que el sacador Arthur Rinderknech, se desembarazó de los problemas del primer día e hizo un partido limpio, agresivo y dominador.
Lehecka, un año y medio mayor que Alcaraz y que explosionó este curso, con cuartos en Australia y Doha, era una presa mucho más sencilla que Rinderknech. No posee el saque del galo, ni su juego ofensivo ni su imprevisibilidad. Intentó competir al español desde el fondo y con contadas escasas a la red, y ahí no tuvo nada que ganar.
El de El Palmar, eliminada la ansiedad de la primera cita, estuvo mucho más suelto, más tranquilo. Salió con la idea de dominar y no tardó en colocarse 3-0 arriba. Solo una laguna de dos dobles faltas seguidas afeó la paliza de inicio. Lehecka estaba condenado a sufrir, a esperar las migajas del español, que ante una pista llena y consciente del diamante que tenían enfrente no tardaron en arroparle.
Su ciclón, dibujado en la derecha, pasó por encima del checo, que no pudo rascar nada. Concedió dos veces su servicio y no se generó ni una bola de break. El show no fue a más porque las dos dejadas que intentó Alcaraz se le engancharon en el cordaje. Su punto álgido fue una bola cortada de derecha a media pista, lanzada al fondo, en otro guiño al maestro de ese golpe, Roger Federer.
Con el primer set abrochado, Alcaraz no se quiso acobardar, fue a por más. Ganó diez de los trece primeros puntos del segundo parcial y dejó para la retina dos passings consecutivos sobre el saque de Lehecka, uno de derecha y otro de revés.
La ventaja de 3-0 despertó al checo, que tuvo dos juegos para volver al partido. Primero aguantó su servicio con comodidad y luego tanteó la rotura. Tuvo tres pelotas de rotura en un juego que se alargó más de diez minutos, pero Alcaraz, con otra dosis de sufrimiento, no permitió sorpresas.
Si tras el duelo ante Rinderknech, Alcaraz aseveró que no tenía muchas expectativas de cara a este torneo, las quinielas ahora le tienen más en cuenta. Su tenis ya está adaptado a la hierba y si alguien será capaz de descifrarlo y ponerle freno es uno de los grandes enigmas de la semana en Queen's.
Su siguiente rival será el búlgaro Grigor Dimitrov, al que ya apabulló hace poco más de un mes en el Masters 1.000 de Madrid.