Un nuevo gol del inglés Jude Bellingham, el cuarto en tres partidos, permite al Real Madrid seguir invicto en LaLiga después de derrotar por la mínima al Celta de Vigo, que disfrutó de numerosas ocasiones para adelantarse e incluso sobrevivió a un penalti errado por el brasileño Rodrygo
El exfutbolista del Borussia Dortmund está demostrando que el equipo blanco no se equivocó al pagar más de cien millones de euros por su traspaso. En un partido gris del equipo de Carlo Ancelotti, Bellingham volvió a aparecer para tumbar a un Celta que mereció más pero sigue sin ganar desde la llegada de Rafa Benítez.
La polémica arbitral acaloró Balaídos al poco de comenzar el partido. Con dos minutos de juego, y en un saque de esquina colgado al área pequeña, Kepa despejó la pelota con el puño en un salto con Larsen, Beltrán remató ese rechace desde fuera del área, y el delantero noruego desvió la trayectoria del balón para marcar gol.
Sin embargo, la sala VAR avisó al árbitro Díaz de Mera. El colegiado manchego revisó la jugada y decidió anular el tanto al observar un agarrón de Larsen a la camiseta de Kepa.
Esa acción rearbitrada avivó al Real Madrid, que, de inmediato, se acercó a Iván Villar con un tiro de Fede Valverde y un par de peligrosas carreras de Vini Jr. En una de ellas, un explosivo esprint de unos treinta metros, el brasileño se resintió de la parte posterior del muslo derecho. No pudo continuar sobre el campo. Ese dolor muscular obligó a Carlo Ancelotti a sustituir a Vini Jr. por Joselu.
La puesta en escena del Celta fue ejemplar durante los primeros veinte minutos: tuvo la pelota, encerró al conjunto madrileño, marcó el ritmo. Sumó un par de remates de Larsen y un tiro lejano de Mingueza que desvió Rüdiger, No obstante, con el paso de los minutos, el Real Madrid fue apareciendo en el partido. Subió la línea de presión, dominó por momentos el centro del campo, aunque, salvo un tiro cruzado de Fede Valverde, apenas inquietó a Iván Villar
El Celta asumió entonces que también podía hacer daño con contraataques. El plan era claro: estar ordenado y salir con velocidad cuando recuperase la pelota. Tuvo tímidas ocasiones, como un centro de Cervi al que llegó forzado Mingeza, un disparo de Larsen, un remate flojo de Aspas o, como la más clara del primer tiempo, un gran contragolpe que selló Bamba con un lanzamiento cruzado que rozó el poste.
Nada salvó en esa primera mitad la floja imagen del equipo de Carlo Ancelotti, algo más cómodo cuando tuvo espacios para correr, como el momento que mostró Rodrygo con varios regates para adentrarse en el área y probar con un tiro que despejó Starfelt.
La belleza del partido no aflojó en el inicio del segundo tiempo, que ofreció una mejoría del Real Madrid. El Celta tuvo un cabezazo flojo de Larsen, el Real Madrid respondió con un trallazo alto de Rodrygo, el único jugador desequilibrante de su equipo. Fue un duelo intenso, de ida y de vuelta: Bellingham acarició el gol al finalizar un centro de Rodrygo desde el costado izquierdo; también estuvo cerca de marcar Larsen en un par de ocasiones, ambas claras.
No llegaba el gol a Balaídos, pese a la tempestad futbolística del encuentro. Ni tan siquiera con un penalti que el árbitro señaló cuando Iván Villar derribó a Rodrygo. Esos dos futbolistas se retaron en el lanzamiento de la pena máxima: el brasileño apuntó a un lado y la estirada del portero cangués evitó el tanto.
El Celta apenas sufría, pero de nuevo un balón parado lo destrozó. Kroos sacó un córner, Joselu peinó en el primer palo y Bellingham alargó su idilio con el gol para tirar por tierra todo el trabajo celeste y alargar el triunfal inicio liguero de los blancos.