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Joseph Blatter, presidente de la FIFA, anunció en rueda de prensa que pone a disposición su cargo e informó de que habrá un congreso extraordinario para elegir al nuevo mandatario del máximo organismo futbolístico mundial. "A pesar de haber sido apoyado en elecciones, ese apoyo no lo comparten todos. Por eso pongo mi renuncia a disposición. Tomo esta decisión de renunciar para limpiar la imagen de la FIFA. La FIFA necesita una profunda reestructuración", aseguró Blatter.

El todavía presidente de la FIFA aseguró que seguirá en el cargo hasta que se celebre nuevo congreso, que todavía no tiene fecha, y en el que se decidirá el nombre del nuevo mandatario de la institución internacional.

CONGRESO EXTRAORDINARIO

"Aunque los miembros de la FIFA me reeligieron presidente, parece ser que este lunes no fui apoyado por todo el mundo del fútbol, aquellos que inspiran la vida en el fútbol como hacemos en FIFA. Esto es por lo que convocaré un congreso extraordinario y pondré a disposición mi cargo, que va a ser cubierto lo más rápido posible y un nuevo presidente será elegido para sucederme", afirmó.

También indicó que "aprecia y adora" la FIFA más que "otra cosa" y explicó que ha tomado esta decisión porque quiere "hacer" lo mejor para el organismo del que acaba de dimitir

Blatter fue elegido presidente electo el pasado viernes 29 de mayo, dos días después de la detención de siete altos cargos de la FIFA en Suiza a petición de la justicia de Estados Unidos, que solicitó su extradición para juzgarlos por presunta corrupción. Fue reelegido presidente de la FIFA para un quinto mandato, tras la la retirada de la candidatura de su único rival, el jordano Ali Bin al Hussein, antes de procederse a la segunda votación.

Este optó por retirarse tras la primera vuelta de una votación de la que Blatter salió claramente victorioso (133 votos frente a los 73 de su adversario), aunque se quedó a siete de los dos tercios que necesitaba para vencer en primera vuelta.

MARCADO POR EL ESCÁNDALO

Vinculado desde 1975 a la FIFA, en la que fue secretario general de 1981 a 1998, año en que fue elegido presidente, Blatter ha vuelto a demostrar su maestría a la hora de cerrar crisis, aunque algunas quizá en falso. Nunca nada ha alterado sus planes y así lo ha demostrado su aparente normalidad estos días, pese a las detenciones de estos días.

Lo ha hecho con pesar, pero ajeno a lo que ocurre fuera. Con el mismo estilo que ha presidido la organización deportiva más poderosa del mundo, salpicada los últimos años por acusaciones de corrupción y compra de votos, especialmente desde la elección de Rusia y Catar como sedes mundialistas para 2018 y 2022.

Aquella concesión ha marcado el devenir de su último mandato, iniciado meses después de la votación en diciembre de 2010 y rodeado de polémicas desde el primer momento, ya que quien pretendió ser su contrincante en las elecciones de 2011, el catarí Mohamed Bin Hammam, acabó inhabilitado por intentar comprar votos.

Alejado de las acusaciones de éste y de las renuncias forzadas en 2013 de miembros de su Ejecutivo por recibir pagos injustificados de los derechos audiovisuales, como el paraguayo Nicolás Leóz o el brasileño Ricardo Teixeira e incluso su predecesor en el cargo, el brasileño Joao Havelange, Blatter se ofreció hace meses como la mejor opción para seguir en la presidencia