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La gran presencia de efectivos en el centro del campo del Real Madrid ha animado al brasileño Carlos Henrique Casemiro a probar suerte como cedido en el Oporto portugués.

El jugador ya sufrió la competencia el pasado curso, cuando llegó a la primera plantilla procedente del filial blanco. Tuvo entonces que intentar hacerse un hueco en una posición por la que peleaban Xabi Alonso, Modric, Khedira, Illarramendi, Di María e incluso Isco.

SIN MINUTOS

Muchos nombres para tres puestos, lo que provocó que sus apariciones se vieran reducidas. Así las cosas, el brasileño jugó doce partidos de Liga, seis de Liga de Campeones y siete de la Copa del Rey, acumulando entre todas las competiciones solo cuatro titularidades.

El reciente fichaje del alemán Toni Kroos procedente del Bayern de Múnich dificultaba aún más si cabe su tarea de ganar protagonismo, algo importante para un futbolista de 22 años al que se le augura un gran porvenir.

Precisamente ese fue el motivo por el que el conjunto blanco puso los ojos en él y le fichó del Sao Paulo para que se fogueara en la medular del Castilla. Llegaba así un joven que también sumaba experiencia internacional ya que, además de debutar con la absoluta, se había proclamado campeón del Sudamericano Sub'20 de Perú en 2011 y del Mundial de esa categoría celebrado en Colombia durante el mismo año.

El experimento funcionó. Alberto Toril, por entonces técnico del filial del Real Madrid, le otorgó confianza desde que le tuvo a sus órdenes en el tramo final del mercado de invierno y el brasileño se asentó en el eje del centro del campo junto a Pedro Mosquera.

CON MUCHO FUTURO

Progresó rápidamente y debutó en la Liga de Primera División con el Real Madrid de la mano del portugués Jose Mourinho. Lo hizo como titular ante el Betis en un duelo que los blancos vencieron por 3-1 el 20 de abril de 2013.

Sin lugar para las dudas sobre su capacidad, en el periodo estival el club adquirió la totalidad de sus derechos y le incluyó como miembro del primer plantel de cara a la temporada del debut de Carlo Ancelotti en el banquillo del Santiago Bernabéu.

Su irrupción fue sorprendente, firmando una buena pretemporada y convirtiéndose en la gran revelación del equipo durante las semanas previas al arranque de la competición oficial. Pese a todo, terminó siendo más una alternativa que una solución habitual.

Por ello se marcha al Oporto en una operación que permitirá a la entidad lusa comprarlo a final de campaña pero que a su vez deja la puerta abierta a su retorno a la capital de España en el futuro, ya que los blancos se guardan, asimismo, una opción de recompra.

Allí formará parte de un proyecto interesante que se ha convertido en el de las segundas oportunidades para varios jugadores procedentes del campeonato español.

Dirigido por Julen Lopetegui, coincidirá con hombres como Adrián López y Óliver Torres, ambos procedentes del Atlético de Madrid, o Cristian Tello, que llega al Oporto desde el Barcelona.