Jude Bellingham aterrizó la pasada temporada en el Real Madrid y se convirtió en inevitable. 15 goles y cuatro asistencias en sus primeros 16 partidos. Carlo Ancelotti le reubicó en el campo, cerca del área, y el inglés fue uno de los líderes del equipo. Tanto que llegó a ser candidato al Balón de Oro. Sin embargo, esta temporada está lejos de ser aquel futbolista.
La llegada de Kylian Mbappé y la salida de Toni Kroos cambió el paso del campeón de Europa. Involucrar y adaptar al galo en el equipo a la vez que buscar soluciones para olvidar al “insustituible” -en palabras de Carlo Ancelotti- eran los dos grandes retos del técnico para esta temporada.
Una nueva campaña que, como todas en el Real Madrid, arrancó con máxima exigencia. Primer partido oficial y primer título: la Supercopa de Europa, ganada 2-0 contra la Atalanta. Un partido que ya evidenció las dificultades a las que se enfrentaba Carletto.
Mbappé entró por Kroos -con las evidentes diferencias de perfil-, el Real Madrid volvió a la fórmula de tres delanteros y dejó atrás la de los cuatro centrocampistas donde brilló Bellingham, con libertad, la pasada temporada.
Lejos del área y de libertades para hacer gol, la producción de Bellignham ha bajado a mínimos de su carrera. Nunca antes había completado los siete primeros encuentros de una temporada sin marcar. Su peor dato, en la campaña 2020-2021, su primera en el Dortmund, con un tanto.
Y en la actual suma cero goles y dos asistencias. Muy lejos de la anterior, en la que marcó seis goles -máximo en su carrera en este lapso- y dio un pase de gol. Además, tres de sus tantos se convirtieron en seis puntos -de tres empates a tres victorias- para el Real Madrid.
Un bajón de rendimiento que se explica en su nueva posición en el 4-3-3 y que no ha podido recuperar incluso volviendo a un rol parecido a la temporada pasada en los dos últimos encuentros: Atlético de Madrid y Lille.
En ambos, Ancelotti optó por dos delanteros de inicio y por cuatro centrocampistas. Sistema en el que encajó a Bellingham, para buscar el equilibrio y la solidez defensiva, como extremo izquierdo en defensa y como futbolista libre en ataque con espacios para ocupar el carril central.
Sin embargo, no ha podido reencontrarse con el gol. Eso sí, contra el Lille tuvo dos remates que el portero local Lucas Chevalier evitó que acabaran dentro de la portería.
Menos gol y menos atrevimiento con balón
El centrocampista inglés tampoco llega a los números de la pasada temporada con balón. Sin el desparpajo y atrevimiento del curso anterior, también influenciado por la mayor responsabilidad defensiva y en la creación y, además, por una pretemporada corta y una lesión muscular a finales de agosto le hizo estar fuera 23 días y cortarle el ritmo.
Bellingham dio, según datos de BeSoccer Pro, el 40,6% de sus pases en los últimos tres cuartos del campo, entre el fin del círculo central y el comienzo del área. Un dato que en estos siete primeros partidos baja al 32,2%.
Menos presencia ofensiva y más seguridad en el pase. Hace dos temporadas, su última en el Dortmund, perdía 12,31 balones por cada noventa minutos. En su primera campaña en el Real Madrid, 9,78; y en la actual promedia 7,69.
Un nuevo rol para un Bellingham que tiene que adaptarse de nuevo sin tener, por el momento, la eficacia de la pasada campaña que le llevó a estar entre los mejores del mundo.