El clásico, una cuestión de portería
Courtois, si finalmente puede jugar, ante Ter Stegen
Mantiene Thibaut Courtois al Real Madrid en vilo, pendiente de la llegada a tiempo o no a su portería del Santiago Bernabéu, el domingo, en el clásico ante el Barcelona que se ampara en la inspiración permanente del alemán Marc Andre ter Stegen, fiel guardián y con las llaves de la meta azulgrana a buen recaudo.
Ya son dos semanas las que mantienen a Courtois en la sala de recuperación de Valdebebas. Al margen de las sesiones grupales de Carlo Ancelotti, presa de las limitaciones que provoca la ciatalgia con la que se levantó un mal día y que no termina de desaparecer. En manos de los fisioterapeutas y pendiente del efecto de fármacos para aliviar el dolor.
Tiene el reloj en contra el portero de Bree, argumento fundamental en los éxitos logrados por el Real Madrid el pasado curso. El héroe de Saint Denis, el brujo en las noches mágicas y salvador en partidos imposibles no tiene garantizada su comparecencia en el partido más esperado del año.
El dolor lumbar amenaza su asistencia al clásico, ante un rival en estado de excitación, enrabietado por el duro sinsabor europeo pero dominador en LaLiga. Y siempre extramotivado en el Santiago Bernabéu.
El entorno blanco tiene fe ciega en su portero. Contempla con excesiva preocupación la potencial baja del gigante belga que cumple su quinta temporada en el Real Madrid. A pesar de que su ausencia en los cuatro encuentros que se ha perdido desde que se estancó por la dolencia lumbar del pasado 2 de octubre no han alterado el aspecto competitivo de su equipo.
Y es que Courtois, el menos goleado hace dos temporadas y el segundo en el trofeo Zamora el pasado curso, solo por detrás del sevillista Bono, no había tenido un arranque tan arrollador como otras veces.
En los ocho partidos que ha disputado, desde la Supercopa ante el Eintracht Fráncfort hasta el derbi frente el Atlético Madrid, su última participación bajo palos, el internacional belga solo había conseguido mantener a cero la portería tres veces y ninguna de ellas fue en LaLiga.
El Real Madrid, que a excepción de los empate contra el Osasuna y frente al Shakhtar en Varsovia el pasado martes ha ganado todos sus encuentros, dejó la portería en blanco con Thibaut Courtois solo en la Supercopa contra el Eintracht (2-0) y en la Champions frente el Celtic (0-3) y el Leipzig (2-0).
En el resto, el portero del Real Madrid tuvo que recoger el balón del fondo de la portería siempre alguna vez: Almería (1-2), Celta (1-4), Espanyol (1-3), Betis (2-1), Mallorca (4-1) y Atlético Madrid (2-1).
Aun así, con el aspecto defensivo aún por mejorar, la duda de Courtois para el clásico alarma al club blanco. Y, sobre todo, a su seguidor, con la memoria fresca por la determinación de su portero titular, un hombre habituado a marcar diferencias. Necesario ante un rival como el Barcelona.
Confía el Real Madrid en Andriy Lunin aunque no es lo mismo. Y eso que el joven guardameta ucraniano ha mantenido el tipo con estabilidad cada vez que ha saltado al campo a lo largo de estos quince días. De hecho, la única ocasión en la que el equipo de Carlo Ancelotti mantuvo su portería a cero en LaLiga fue con el meta de Krasnohrad, de 23 años, bajo palos. En el choque contra el Getafe (1-0).
Cierto es que con Courtois el vigente campeón ganó todos los partidos y con Lunin en la portería cosechó los dos únicos empates que arrastra el equipo. Contra el Osasuna (1-1) y frente el Shakhtar en Varsovia (1-1).
Acumula el ucraniano cuatro encuentros seguidos en la presente temporada. Nunca como miembro de la plantilla blanca había tenido un protagonismo tan largo, tan seguido. Y ha ido de menos a más. Aunque el clásico es otra cosa.
Las dudas alcanzan al joven meta. De personalidad aún por moldear y condicionado en su ánimo por la penosa situación que atraviesa su país por la invasión de Rusia. Resguardar el arco blanco tiene una presión sin igual. Que se multiplica cuando el adversario es el Barcelona.
Mientras el Real Madrid está pendiente de la estabilidad de su portería el Barcelona se refugia en la inspiración infinita de Ter Stegen, artífice del impecable trayecto azulgrana en Liga y sostén en lo posible en el torneo europeo.
El portero de Monchengladbach de 30 años disfruta de su novena temporada de azulgrana. Se consolidó entre los mejores del mundo sin discusión y tras una etapa irregular, como la de su equipo, en los dos últimos cursos, ha vuelto a emerger. Otra vez, en plena madurez.
Ter Stegen ha dado puntos a su equipo. Le ha llevado a la cima en la competición. Y llegará como líder al Bernabéu. Con veinte goles a favor y solo uno en contra, el encajado ante la Real Sociedad en la segunda jornada, en San Sebastián, cuando tuvo que recoger de la red el tanto anotado por el sueco Alexander Isak en el minuto 51.
En el resto de compromisos ha sido imposible batir al portero germano. Tras empatar sin goles ante el Rayo Vallecano en el Camp Nou el equipo de Xavi Hernández ha ganado el resto de partidos. Excepto el citado de la Real Sociedad, se impuso 4-0 al Valladolid, 0-3 al Sevilla, 0-4 en Cádiz, 3-0 al Elche, 0-1 en Mallorca y 1-0 al Celta. En todos el rival pudo anotar. Y en todos se agigantó Ter Stegen que lo evitó. Parece imposible.
El internacional germano ha impedido más de un disgusto y brilla cada fin de semana. Ter Stegen, que batió su récord personal de imbatibilidad en Liga que estaba en 534 minutos, alargó su registro en la exhibición bajo palos frente al Celta el pasado domingo. Acumula 624 sin encajar. Y enfila la marca que tiempo atrás dejó el chileno Claudio Bravo, hace ocho años, de 755 minutos.
Solo un tanto en ocho encuentros ha recibido Marc Andre ter Stegen que exhibe reflejos, intuición, colocación y agilidad en cada movimiento bajo el arco. Acciones imposibles que desesperan al rival, al adversario.
Al margen de los fallos impensables de antaño que puntualmente le dejaban señalado, el alemán ha encontrado una estabilidad que a veces le faltaba. Incluso en Europa, en la Champions, donde su equipo languidece, Ter Stegen sobresale. Sostuvo el portero a su equipo frente al Inter. Encajó tres pero pudo sufrir otros tres. Lo impidió.
Aun así, sus números europeos no tienen el lustre de las cifras de LaLiga. En cuatro partidos que ha disputado el Barcelona ha encajado siempre goles. Siete en total. Uno ante el Viktoria Plzen (5-1), dos en Múnich contra el Bayern (2-0), otro en Milan, ante el Inter (1-0) y tres el miércoles pasado, en el Camp Nou, también frente el cuadro milanista (3-3). Evitó, no obstante, la eliminación matemática de la Champions. Un hilo mantiene la vida azulgrana en Europa.
Llega Ter Stegen al Bernabéu en su mejor momento. Con la inspiración de su lado, agigantado, intratable; el Barcelona alentado, disparado por la seguridad que le otorga el arquero y por su portería a cero.
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