Greenwood necesitó un periodo de adaptación en el Getafe tras un año y siete meses sin jugar. Entre el 22 de enero de 2022, día que disputó su último partido con el Manchester United, y el 17 de septiembre de 2023, cuando vistió la camiseta del Getafe por primera vez, vivió un vacío futbolístico eterno que ha dejado atrás con mucho descaro.
Algunas estadísticas del atacante inglés indican que a lo largo de los 572 minutos que acumula en LaLiga no se esconde a la hora de intentar abrir defensas rivales. Lo hace con insistencia, casi sin descanso y los datos hablan: casi el 61% de sus regates acaba con un disparo a portería y es el tercer jugador de todo el campeonato que más insiste en esa faceta.
En total, después de dejar atrás a un contrario, Greenwood ha intentado marcar hasta en 18 ocasiones. Sólo superan esa marca otros regateadores como Bryan Zaragoza e Iñaki Williams, que acumulan 21 disparos tras driblar a un rival en el Granada y en el Athletic, respectivamente.
El jugador del Getafe supera a nombres como Savinho, que en el Girona alcanza los 16 disparos tras regate, o Vinícius y Rodrygo, que en el Real Madrid llegan a los 15.
La insistencia de Greenwood se ha traducido en un gol en Liga, el que marcó al Celta en Balaídos, aunque puede añadir a sus estadísticas del curso los dos que marcó en Copa del Rey al Tardienta. En las tres temporadas que jugó en el United, sólo en la tercera (2021/22) firmó un inicio mejor en Liga con tres tantos en sus seis primeros encuentros de la Premier League.
Su entrenador, José Bordalás, está contento con las prestaciones de un jugador que ha caído de pie en el club azulón. El entrenador del Getafe ha gestionado al milímetro su reaparición tras el polémico episodio por el que fue apartado de la disciplina del Manchester United. En enero de 2022 fue acusado por su novia Harriet Robson de violencia machista y en febrero de 2023 le fueron retirados todos los cargos.
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Desde que se cerró el caso hasta que debutó con el Getafe pasaron otros siete meses y Bordalás administró su regreso a la perfección. Greenwood firmó su cesión sobre la bocina del final del mercado de verano (el 31 de agosto) y hasta su debut pasaron 17 días en los que afinó su puesta a punto. Jugó sus primeros minutos contra Osasuna en la quinta jornada y ya fue titular en la séptima frente al Athletic.
En la novena regresó al once en Balaídos y desde entonces nadie le ha sacado de la alineación. En sólo dos meses se ha convertido en un fijo para Bordalás y se ha adaptado a la perfección a un vestuario que ha acogido muy bien a un jugador destinado a convertirse en el hombre franquicia del club madrileño esta temporada.
Uno de sus compañeros de ataque, Borja Mayoral, reconoció que la adaptación de Greenwood marcha a toda máquina. "Mason llevaba dos años sin competir. Al principio es normal que le costara un poco más, pero está muy bien. Hace bromas con sus compañeros y luego en el campo veo una evolución muy positiva. Es bueno para nosotros, nos da mucha verticalidad y mucho regate", dijo.
Ese regate no sólo se ha traducido en tres goles esta temporada. Greenwood también da pases de gol. Ya suma tres asistencias y en el Getafe y sólo Diego Rico, con cinco, y el Choco Lozano, con cuatro, superan al jugador inglés. Pero en otras facetas, es el rey del Getafe. Nadie hace más aceleraciones que él, es el mejor en regates con éxito (29), el que mayores progresiones con balón acumula y sólo es superado por Mayoral en el número de duelos ofensivos ganados.
Sin embargo, la mejor versión de Greenwood aún no ha llegado. El Greenwood del Manchester United todavía no está en el Getafe, que si consigue recuperar por completo a su fichaje estrella del curso contará con un hombre que hace no mucho firmó cifras estratosféricas: con solo 19 años, llegó a marcar 17 goles en su primer curso en el United. Su aventura en el conjunto inglés la cerró con 35 tantos y 10 asistencias a lo largo de tres cursos.
Si repite o se acerca a esas cifras, el Getafe pegará un subidón en la clasificación. Greenwood las busca con ahínco y no le falta descaro. El británico es un regateador nato y no se esconde a la hora de buscar la portería. Él se lo guisa y él se lo come.
Y mientras, el Getafe se frota las manos con la exitosa vuelta de un hombre destinado a impulsar a un equipo que, de momento, vive tranquilo en la zona media de la tabla alejado de los puestos de descenso.