En un duelo menor, ante un equipo inferior y en medio de una goleada histórica para el Getafe (0-12 ante el Tardienta en Copa del Rey), Luis Milla emergió en el equipo de Bordalás para disputar por primera vez en más de seis meses un partido completo. El talentoso mediocentro azulón dijo adiós a una molesta lesión muscular justo tras la pérdida de Arambarri y cuando el conjunto azulón necesita a un hombre que guíe su juego.
Después de la mala noticia protagonizada por el centrocampista uruguayo (fuera de juego durante los próximos ocho meses por una grave lesión en una rodilla), Bordalás puede respirar aliviado con la oportuna recuperación de Milla, que en toda la temporada apenas ha podido disputar un simbólico minuto (la pasada jornada ante el Mallorca) tras afrontar una recuperación tediosa provocada por una lesión muscular.
Precisamente fue ante el Mallorca, el pasado 23 de abril, cuando Milla disputó por última vez 90 minutos completos. Después, apenas participó en tres encuentros más en medio de dos lesiones y hasta este miércoles, en el partido frente al Tardienta, no ha vuelto a pisar con firmeza el césped de un estadio de fútbol.
Aunque el Tardienta era un rival de Regional Preferente, Milla demostró que puede ser un jugador importante para el Getafe. Aguantó a buen ritmo el encuentro y fue el faro que condujo a sus compañeros hacia la mayor victoria de la historia a domicilio en la Copa del Rey (el Getafe superó el récord que poseía el Sevilla desde 1927, cuando ganó 2-11 al Extremeño).
Durante 90 minutos, Milla sacó a relucir algunas de las cualidades con las que triunfó en el Granada y por las que el Getafe decidió apostar fuerte hace dos veranos tras pagar cinco millones de euros al club andaluz.
Se hinchó a robar balones, participó con insistencia en la salida del balón, mostró un despliegue en la medular considerable y en ocasiones sacó a relucir el guante que tiene en su pie derecho.
Ahora, aunque la prueba ante el Tardienta fue muy alentadora para Milla, su vuelta a la titularidad en un choque de Primera División posiblemente tendrá que esperar. Aunque Arambarri, uno de sus rivales por el puesto está lesionado, aún tiene una dura competencia con jugadores como Maksimovic y Djené.
El togolés, aunque es un central, gusta mucho a Bordalás por su despliegue físico en el centro del campo. Será complicado apartarle del once, pero Milla, teóricamente, debe estar destinado a ser un hombre clave del Getafe.
Su entrenador, de momento, es prudente: "El partido ante el Tardiente servía para que tuviera minutos y para encontrarse con la competición. Ha sido un partido cómodo sin mucha exigencia. Siempre es bueno para los jugadores que vayan cogiendo ritmo", afirmó sobre Milla Bordalás en la rueda de prensa posterior al encuentro de Copa.
Sin duda, tanto Bordalás, como el resto del cuerpo técnico y de los servicios médicos, quieren cuidar al máximo a Milla. No quieren precipitarse con el regreso de un jugador que no ha tenido suerte con las lesiones desde que juega en equipos de Primera División. Los datos, son contundentes: entre el Granada y el Getafe tuvo la posibilidad de disputar 151 partidos oficiales. En total, por lesión, se perdió 49, un 32,45 por ciento del total.
Por tanto, Milla no ha podido jugar uno de cada tres partidos por incidencias que en su mayoría han sido musculares. En el Granada, en dos temporadas, se perdió 32 duelos, mientras que en el Getafe, acumula 17 encuentros de 53 posibles fuera de los terrenos de juego, todos ellos de Liga.
Su última lesión le obligó a pasar por quirófano el pasado verano y el Getafe no ha podido disfrutar de su jugador durante las diez primeras jornadas de Liga. Pasado su calvario, y sin Arambarri en el horizonte, su recuperación llega en un momento preciso para un equipo que necesita un impulso con el que asentar sus buenas sensaciones con victorias.
Acumula cinco empates consecutivos en Liga y está a seis puntos de Europa y a seis del descenso, en tierra de nadie. Y es que, el regreso de Milla ante el Tardiente fue de las mejores noticias para un equipo que además de firmar una goleada histórica en Copa recuperó al hombre que en un futuro no muy lejano debería convertirse en el guía del Getafe hacia horizontes más ambiciosos que la salvación.