El golfista español Severiano Ballesteros ha fallecido este sábado a las 2.10 horas de la mañana a los 54 años de edad después de haber sufrido un "empeoramiento severo de su estado neurológico", el cual fue comunicado por su familia esta misma mañana.
Severiano Ballesteros, que fue intervenido de un tumor cerebral en Madrid en 2008, ha permanecido en su casa de Pedreña junto a su familia, que ha ido informando de su estado de salud en las últimas horas de vida.
Ganador de dos Masters de Augusta, tres Abiertos Británicos y cuatro Ryder Cup y Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, Ballesteros había puesto fin a su carrera en 2007, incapaz de superar su dolor crónico de espalda y de recuperar el nivel de juego que le había hecho mundialmente famoso en los años 80 y 90.
En octubre de 2008 se le detectó un tumor cerebral que le obligó a pasar cuatro veces por el quirófano. En las últimas semanas, su salud se había ido deteriorando progresivamente y, de hecho, el viernes su familia anunció que había sufrido un empeoramiento severo de su condición neuronal.
Tras la convalecencia por las operaciones a las que fue sometido en el Hospital La Paz, en Madrid, Ballesteros regresó a su casa de Pedreña en diciembre de 2008 y reapareció en público el 3 de mayo de 2009, cuando acudió al palco del estadio de El Sardinero para presenciar un partido entre el Racing de Santander y el Almería. Unas semanas más tarde, acudió a la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en Santander, donde tuvo un encuentro con el Rey de España, que elogió su actitud ante la enfermedad. "Eres un ejemplo, Severiano", le dijo Don Juan Carlos al campeón cántabro.
Seve Ballesteros siguió sometido a tratamiento médico y decidió constituir una Fundación para impulsar la investigación contra el cáncer, en una iniciativa que presentó rodeado de otros grandes nombres del deporte español, como los exfutbolistas Emilio Butragueño y Luis Miguel Arconada y el exbaloncentista Juan Antonio Corbalán. Sin embargo, con el paso de los meses, sus apariciones públicas se fueron reduciendo progresivamente y Ballesteros se recluyó en su casa de Pedreña, donde ha pasado sus últimas horas acompañado de su familia.
A través de la página web del jugador (www.seveballesteros.com), la familia Ballesteros ha agradecido "todas las muestras de apoyo y cariño que se vienen recibiendo desde que Seve ingresó el 5 de octubre de 2008 en el Hospital Universitario la Paz de Madrid" y ha rogado "respeto a la intimidad en momentos tan dolorosos".
Impulsor del golf europeo
Ballesteros acumuló 87 títulos, 50 de ellos en el circuito europeo, y supuso para el golf continental el impulso que tanto necesitaba a finales de la década de 1970. Junto al británico Tony Jacklin fue directamente responsable por revivir la suerte de Europa en la Copa Ryder, una competición bianual.
El cántabro se convirtió en una figura paterna en el golf español y sustituyó al estadounidense Arnold Palmer como la figura más llamativa y carismática del mundo. El 'Matador' español emocionó a los aficionados al golf con su estilo bravucón, toque mágico en el green, creatividad y pasión por el deporte.
Desde los siete años, usaba un hierro tres en la playa cercana a su casa en Santander y eso le ayudó a dominar el arte del tiro a las puertas del green, un truco que utilizó durante toda su carrera.
Swing extraordinario
Ballesteros saltó a la escena internacional, prácticamente sin avisar, en el Abierto Británico de 1976, como un talento en bruto de 19 años con un 'swing' extraordinario que parecía girar 360 grados. Ese 'swing' exuberante casi le hizo perder el equilibrio por el ímpetu en muchas ocasiones, mucho después de que la bola saliera disparada.
Seve no ganó esa semana en el Royal Birkdale -fue derrotado por el estadounidense Johnny Miller, que entonces era el jugador dominante del circuito, pero quedó en claro que había nacido una estrella y el golf europeo volvía a convertirse en un rival de Estados Unidos por primera vez en años.
En 1979, el talentoso español ganó su primer Abierto Británico en Royal Lytham tras conjurar mágicos golpes en todos los rincones del campo. El estadounidense Ben Crenshaw, bicampeón del Masters y un estudioso del juego, dijo de Ballesteros: "Seve consigue golpes que yo ni siquiera veo en sueños".
En 1980, Ballesteros ganó su primera chaqueta verde en el Augusta National, convirtiéndose en el primer europeo que logró la victoria en el Masters desde su edición inaugural en 1934. Tres años más tarde volvió a reinar en Augusta y en 1984 de nuevo levantó el preciado trofeo del Abierto Británico en el hogar del golf, St Andrews. En 1988 ganó su quinto 'major' en el Abierto Británico en Royal Lytham. Con 31 años, parecía que alcanzaba lo que sería su plenitud como golfista.
Tortuosa caída
Pero ese éxito iba a ser el último, algo que nadie esperaba. Su descenso en la época posterior desde la cumbre del golf, pese a un breve resurgimiento a principios de la década de 1990, fue tortuoso y muy público pese a una serie de cambios de entrenador y 'caddie'. Aún enviaba la bola a distancias prodigiosas, aunque muy a menudo se metía en problemas desviando demasiado sus tiros y perdiendo el par.
Su título número 50, y último del circuito europeo, llegó en 1995 en el Abierto de España. No obstante, dos años más tarde pudo celebrar uno de los logros más importantes de su carrera. En Valderrama, Cádiz, lideró a Europa a una emocionante victoria en la Copa Ryder con una victoria sobre Estados Unidos por 14 puntos y medio a 13 puntos y medio. Adoptó la decisión natural de ser capitán europeo que no interviene en el juego en su tierra y fue la inspiración personificada mientras recorría el campo en un carrito de golf arengando a las tropas.
Hace seis años, Ballesteros reflexionó sobre sus días de gloria como jugador. "He tenido una carrera maravillosa y una vida maravillosa", dijo. "Tengo salud, tengo una gran familia y disfruto de un buen estilo de vida. La era Ballesteros ha acabado pero fui el Tiger (Woods) de mi época".