Ante el Valencia, irrumpió Yannick Ferreira Carrasco, un joven futbolista (22 años) de nacionalidad belga que llegó al Atlético el pasado verano para suplir la baja del turco Arda Turan, traspasado al Barcelona. Titular por tercera ocasión en la temporada, Carrasco firmó el segundo tanto rojiblanco a lo grande. Una diana que explosionó la grada por su espectacularidad.
El extremo le ganó a Enzo Pérez una pugna por el esférico en las inmediaciones del centro del terreno y enfiló con una velocidad endiablada hacia el área rival para recortar a Danilo y disparar con la pierna derecha, aún fuera de la zona de castigo. El balón entró en la red de Jaume Domenech pegado al poste derecho de éste y provocó el estallido en las tribunas (m.31).
PREMIO AL ESFUERZO
Fue un golazo en toda la regla. Un premio al esfuerzo de un jugador que ya había avisado de su peligrosidad en los minutos de los que había dispuesto en anteriores combates, especialmente en el disputado en Anoeta ante la Real Sociedad, en el que rubricó otro bonito acierto, y en el del Astana, de la liga de Campeones, en el estadio Calderón.
Carrasco está configurado para ser un extremo a la antigua usanza. Un puñal pegado a la banda que desborda a los rivales por rapidez y habilidad con una amplia gama de regates. El belga, de madre sevillana, se afianzó ante el Valencia y promete ser una pieza importante en el dibujo de Simeone, quien tras la goleada ante el Astana (4-0) dijo de él que estaba dando argumentos "para seguir teniendo cada vez más minutos".
La despedida que le tributó la afición cuando relevado por Oliver Torres en el minuto 68 fue de lujo. La hinchada atlética ya está entregada al futbolista. Si Carrasco, que también vio la tarjeta amarilla en un exceso de ímpetu, fue la mejor noticia de un buen partido de los rojiblancos, Jackson Martínez protagonizó otra buena nueva.
EL MEJOR ATLÉTICO
El colombiano creció en autoestima con otro éxito, el que obtuvo al marcar el primer tanto de los madrileños. Y lo hizo con destreza después de aprovechar un error en cadena de la retaguardia valencianista y batir con sutileza al cancerbero, colocando la pelota con suavidad, en una esquina de la portería.
Igual que lo había hecho ante el Astana, Martínez festejó con ganas su puntería y fue agasajado por sus compañeros. Tuvo ocasión de hacer un segundo gol, pero se dio por satisfecho con lo logrado. Fue homenajeado con una gran ovación cuando dio la alternativa a Fernando Torres en el minuto 57, en un reemplazo que ya va siendo hábito.
Con la misma alegría fue saludado el Niño Torres, que se repartirá muchos minutos con Jackson a lo largo del curso. Simeone lo tiene claro. Quiere que los dos se sientan importantes, que ninguno se considere suplente y, de momento, lo está logrando.
Del Valencia no hubo noticias hasta que Paco Alcácer recortó diferencias, de penalti, a un cuarto de hora del final. El delantero, que había sustituido al lesionado Rodrigo, lanzó muy bien la pena máxima y puso en el marcador un 2-1 engañoso porque el Atlético había sido muy superior hasta ese momento y parecía tener el duelo controlado y sentenciado.
Fue mejor el Atlético, que seguramente había desplegado los mejores momentos de la campaña en el primer tiempo, y que no merecía tirar por tierra todo el meritorio trabajo en un último tramo, otra vez de angustia.
Lo intentó el Valencia con la entrada de Piatti y respondió el Atlético con la inclusión de Angel Correa en lugar de Antoine Griezmann. Ya nada se movió. Los puntos se quedaron justamente en el Manzanares y el Atlético es tercero en la liga con 19 puntos, dos menos que Real Madrid y Barcelona.