La Superliga europea de fútbol apuesta por poner en marcha una competición "abierta", con "varias divisiones" e integrada por "entre 60 y 80" equipos, a raíz de las conclusiones del "amplio diálogo" que ha llevado a cabo 'A22 Sports Management', la empresa que gestiona el proyecto, "con casi 50 clubes europeos y actores del fútbol".
"Las conclusiones apuntan a una liga europea de fútbol abierta, basada únicamente en el mérito deportivo, con varias divisiones, entre 60 y 80 clubes participantes y un mínimo de 14 partidos europeos garantizados por club", señaló A22 en un comunicado enviado este jueves.
De este modo, la Superliga abandona su idea inicial de un modelo más cerrado para ir hacia una competición donde "no existan miembros permanentes" y con la clasificación "basada en el desempeño en competiciones nacionales, permitiendo de este modo a todos los clubes su acceso mientras se mantiene la dinámica competitiva a nivel nacional".
Además, todo esto debe permitir "una distribución sostenible de ingresos a lo largo de la pirámide del fútbol".
El proyecto también deja claro que las ligas nacionales son "los cimientos del fútbol" y que por ello los clubes deberían seguir "comprometidas" con ellas, "tal y como hacen en la actualidad", aunque pide, "al mismo tiempo", que haya una "crítica" para reforzar los torneos nacionales y hacerlos "más competitivos" en Europa.
En este sentido, las competiciones europeas "deberían desempeñar un papel fundamental en la consecución de este objetivo, generando e inyectando recursos adicionales a todo el sistema".
Así, demanda la necesidad de "normas de sostenibilidad financiera que se apliquen de forma rigurosa" y ayudar porque los clubes "necesitan mayor estabilidad y visibilidad de sus ingresos anuales para poder asumir compromisos a largo plazo, tanto con sus jugadores como con el desarrollo de infraestructuras".
"Un mejor y más atractivo formato de competición europea generaría recursos adicionales, y no cabe duda de que la estabilidad financiera de los clubes se incrementaría notablemente si se les garantiza un mínimo de 14 partidos europeos por temporada", añadió.
Además, insiste en la salud de los futbolistas como "un factor esencial" a la hora de establecer el calendario de la temporada futbolística, por lo que "el número de jornadas de competición europea no debería aumentar con respecto al planificado en los calendarios actuales".
Tebas: "La Superliga es el lobo"
El presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, ha reaccionado en redes sociales publicando un tweet de lo más expresivo: "La Superliga es el lobo", con una caricatura del popular cuento de Caperucita.
"Es esencial que los clubes europeos y sus jugadores no puedan verse obligados por terceros a participar en nuevas competiciones o en calendarios expandidos de los torneos actuales", puntualizó, solicitando a las asociaciones de jugadores "mayor implicación" y a la UE promover "el diálogo social".
La Superliga opina igualmente que las competición deben ser "gobernadas" por los clubes y con "normas de sostenibilidad financiera transparentes y aplicadas de forma rigurosa, y no por terceros que se benefician del sistema sin asumir ningún riesgo", con una estructura de gobernanza que cumpla "plenamente con la normativa de la UE".
El proyecto considera que para que el fútbol europeo sea "sostenible", el gasto de los clubes debería apoyarse "únicamente en los recursos que son capaces de generar y no en inyecciones de capital de terceros que distorsionan la competición", un mensaje que podría ir claramente hacia los denominados 'clubes-Estado' como se denominan al PSG o al Manchester City.
Las normas de sostenibilidad financiera también deben limitar el gasto de los clubes "en salarios y traspasos de jugadores a un porcentaje fijo de sus ingresos anuales" y con normativa específica ajustada "a los clubes más pequeños y al periodo transitorio".
"El objetivo debe ser desarrollar una competición europea de fútbol que se convierta en el acontecimiento deportivo más emocionante del mundo", subrayó la Superliga, que insiste en la necesidad de proporcionar a los aficionados "la mejor experiencia" y volver a atraer a "las generaciones más jóvenes", lo que pasa por "competiciones que permitan a los mejores del mundo competir durante toda la temporada conpartidos emocionantes, de principio a fin".
En esta línea, otro punto del decálogo remarca la importancia del "diálogo" con los grupos de aficionados, medidas para "facilitar la asistencia" a los partidos a domicilio y una normativa para una mayor "calidad" de las infraestructuras para mejorar "la experiencia del fútbol en directo".
Fútbol femenino
La Superliga no se olvida de la importancia actual del fútbol femenino y ve "imprescindible" su promoción y desarrollo, elevando "su perfil" y ponerlo "bajo el foco junto con las competiciones masculinas", lo que pasa por ampliar "significativamente la financiación proveniente de competiciones europeas femeninas de clubes" y por inversiones "tanto al nivel profesional como al desarrollo de la base".
El proyecto reitera la importancia de cuidar precisamente el fútbol base, "un pilar esencial", con la contribución de "un mínimo de 400 millones de euros anuales destinados a solidaridad, clubes que no participen en la competición y causas sociales", cifra que, aclara, "es más del doble" de la que otorgan las competiciones europeas en la actualidad. Igualmente detalla la importancia de "la transparencia en la gestión" de estos fondos a través de "la supervisión de autoridades independientes".
"Temor de los clubes a manifestarse"
Como último punto, la Superliga habla del "respeto de los valores y normativa de la UE", los cuales hacen que ningún club europeo se tenga que ver "obligado a someterse a sistemas de resolución de conflictos ajenos" a la UE y su Estado de Derecho, y que la jurisdicción del arbitraje deportivo deba "limitarse estrictamente a cuestiones de naturaleza deportiva".
"Cualquier cuestión jurídica de otra naturaleza debería dirimirse en el foro adecuado para ello. Y en todos los casos, bajo la supervisión última del sistema judicial de la UE", sentencia.
"En los encuentros que hemos mantenido hasta el momento hemos podido sentir el temor de los clubes a manifestarse públicamente contra un sistema en el que la amenaza de sanciones se utiliza para impedir cualquier intento de oposición. Nuestro diálogo ha sido honesto, directo y fructífero, y las conclusiones son claras, tanto sobre la necesidad de cambiar el sistema como sobre el modo de hacerlo", advirtió Bernd Reichart, CEO de A22.
A la espera de la resolución del TSJ de la UE sobre la legalidad y compatibilidad del monopolio de UEFA sobre el fútbol europeo, el directivo asegura que, una vez se dé a conocer, el "objetivo es presentar a Europa un proyecto deportivo sostenible para las competiciones de clubes, abierto como mínimo a los 27 Estados miembrosde la UE". "Los problemas son evidentes y hay que actuar en beneficio de los aficionados, jugadores y clubes", zanjó Reichart.
Por último, el CEO de A22 recordó que los equipos son los que "asumen todos los riesgos empresariales", pero que "se ven frecuentemente obligados a quedarse al margen cuando se toman decisiones trascendentales para su futuro, mientras se desangran deportiva y financieramente".