Nada transcendió, antes del duelo, del plan de Diego Simeone para el derbi contra el Real Madrid de puertas hacia afuera, escondido junto a su equipo en el entrenamiento del viernes en el Metropolitano, donde diseñó el encuentro con el que desarmó y desbordó al Real Madrid por las bandas y con el que se reivindicaron él y el conjunto rojiblanco, de nuevo insertados en la competencia por LaLiga.
Derrotado el Real Madrid, invencible hasta ahora, como uno de los únicos tres equipos que lo habían ganado todo en este inicio de las cinco grandes ligas europeas (aún lo sostienen tanto el Manchester City en la Premier como el Inter de Milán en la Serie A), el Atlético superó un derbi al límite, se recompuso del batacazo en Valencia y se situó a seis puntos del liderato del Barcelona, con el matiz de que ha disputado un partido menos que él.
Simeone estudia hasta el más mínimo detalle en el análisis de su rival, para descubrir su mayor defecto y atacarlo, para configurar el mejor camino para la victoria. Lo entrena y lo ejecuta.
En el derbi, le salió perfecto. Los costados eran la clave. Los explotó no sólo con la profundidad y las subidas de Samuel Lino y Nahuel Molina, sino también con las incursiones de Marcos Llorente y Saúl Ñíguez, para sobrepasar las previsiones madridistas.
"Hicimos un partido muy bueno, interpretado por mí de esta manera. En el primer tiempo entramos fuertes, sabíamos que podíamos hacer daño por los costados, sabíamos que sufrían en los centros laterales al segundo palo e intentamos entrenarlo, buscarlo, mostrarlo y lo ejecutaron de la mejor manera. La jugada de Griezmann y la de Saúl en dos oportunidades vinieron de ese lugar", reivindicó el entrenador en la rueda de prensa.
"Ellos trabajan de esa manera, han defendido en casi todos los partidos de la misma forma, muy altos, saliendo con los laterales contra los carrileros nuestros. Ahí podía aparecer la posibilidad de lo internos de correr bien, como pasó en los dos goles (en el 2-0 y en el 3-1) de Saúl, que termina tirando el centro. Después, era encontrar el segundo palo, que es donde posiblemente más sufrían", expresó el técnico instantes antes a 'Dazn'. Lino, del 1-2 al City al 3-1 al Real Madrid.
El partido lo ganó ahí. La secuencia de los goles son un calco de todo ello, aparte de la fuerza con la que compareció el Atlético desde el inicio de todo, con el papel estelar que ya se le presuponía a Samuel Lino. En el mejor partido de la pretemporada del conjunto rojiblanco, el triunfo por 1-2 ante el Manchester City, el brasileño también desempeñó esa función híbrida entre carrilero y extremo. El principio del fin para su rival.
Samuel Lino esperó muy abierto cada ofensiva del Atlético. Al minuto 3 y 8 segundos ya había surtido efecto. Su recepción pegado a la línea, su avance para encarar a Fede Valverde y su centro milimétrico con la derecha, con la potencia, la rosca y la dirección exacta para el gol de Álvaro Morata surgió así. A los 54 segundos, una combinación de Marcos Llorente y Nahuel Molina ya había desbordado por el otro flanco.
No funcionaron los laterales ni, sobre todo, las coberturas en el Real Madrid. Ni de Valverde, por el lado derecho propio, ni de Kroos, por el izquierdo. En ese espacio, venció el Atlético.
Más de lo mismo en el 2-0, en el minuto 17 y 36 segundos, cuando Lino encaró a Lucas Vázquez, filtró el pase a su espalda para la llegada de Saúl (se desmarcó entre el medio campo y la defensa contraria), al que de nuevo no atendió Valverde. Su envío con la izquierda al área lo aguardaba Antoine Griezmann, cabeceador solitario y certero para el segundo tanto casi en el punto de penalti.
El 3-1 en la segunda parte completó el triunfo. A los 32 segundos de la reanudación, después del mensaje de Simeone al intermedio, tras el tramo final del primer tiempo en el que más sufrió el conjunto rojiblanco. De nuevo Lino, de nuevo la banda izquierda, otra vez Saúl indetectable para todos, su pase al área y el remate de Morata, también solo, entre el movimiento de Alaba, la llegada tardía de Camavinga y la falta de cobertura del lateral. Un 36,4 de posesión y una efectividad del 42,9%.
El Atlético no necesitó dominar la posesión. Fue suya en un 36,4 por ciento por el 63,6 del Real Madrid, según las estadísticas oficiales de LaLiga. Ni conectar tantos pases. Dio 411 por los 924 de su adversario. Ni siquiera contó tantos intentos ofensivos como su oponente, de los 20 remates del Real Madrid, siete a portería, a los diez del Atlético, de los que cuatro fueron entre los tres palos... Y tres, a gol. Una efectividad del 42,9 por ciento.
La victoria número 58 del Atlético en competición oficial en el derbi contra el Real Madrid, al que sólo había vencido en uno de sus últimos catorce duelos de Liga. Ha empatado 60 veces y ha perdido 115.
De esos triunfos, 11 corresponden al equipo dirigido por Simeone, cuyo balance contra el 'eterno' rival es de 14 empates y 15 de derrotas, además de los 11 citados encuentros que ha ganado, los dos últimos al calor del Metropolitano.
"Lo más grande de hoy fue el espíritu que tuvo el equipo. Cuando un equipo tiene ese espíritu y sube de abajo a arriba y desde arriba baja ese espíritu de la gente, somos un equipo complicado. Cuando estamos juntos desde todos los lugares, nos hacemos más fuertes", remarcó el técnico, que recuperó en el once la figura de Koke Resurrección, cambiado al descanso; devolvió a José María Giménez a la titularidad; y armó su plan por las bandas con Nahuel Molina-Marcos Llorente y Samuel Lino-Saúl Ñíguez. Decisivo.