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Sus espléndidas derechas, sus exquisitas dejadas y su impresionante carácter han convertido a Carlos Alcaraz en uno de los favoritos de los fans del Abierto de EE.UU. Pero el público de Nueva York también se ha rendido a un 'arma' del español no relacionada directamente con el tenis: su amplia y desbordante sonrisa.
Acostumbrados en el deporte a ver figuras serias, hieráticas y con el ceño fruncido, el joven prodigio de 20 años sorprende no solo por su extraordinaria habilidad con la raqueta, sino también por su asombrosa capacidad para disfrutar en la pista y hacer disfrutar a los que le rodean (con la excepción, seguramente, de sus rivales).
Esa habilidad para sonreír incluso en los peores momentos y para encontrar, al estilo Monty Python, 'el lado positivo de la vida' no ha pasado desapercibida en Flushing Meadows.
"¿Alguna vez tienes problemas con (combinar) tu obvio deseo de pasarlo bien con el serio negocio de ganar un partido?", le preguntaron el sábado en una rueda de prensa.
"A veces. Quiero decir, obviamente quiero ganar cada partido que juego, pero al mismo tiempo quiero divertirme, intentar cosas nuevas, hacer que la gente disfrute viendo el tenis y viendo mis partidos", respondió.
"A veces me pregunto a mí mismo qué es lo más importante: ¿ganar o hacer cosas geniales? Obviamente ganar es siempre lo más importante, pero a veces hablo conmigo sobre eso", agregó.
En un país como EE.UU. en el que el deporte es una pieza clave de la industria del entretenimiento, Alcaraz, que este domingo se dio un descanso de sus entrenamientos antes de jugar este lunes en octavos contra el italiano Matteo Arnaldi, ha entendido de maravilla que el tenis también puede ser parte del 'show'.
Quizá por eso no tuvo ningún problema en apuntarse -por supuesto con una sonrisa- a una exhibición en la semana previa al Abierto de EE.UU. compartiendo pareja y bromas con el cantante colombiano Sebastián Yatra para jugar en dobles contra el tenista Frances Tiafoe y la estrella de la NBA Jimmy Butler.
Tal vez por ello tampoco dudó en ponerse a cantar Vagabundo, de su amigo Yatra, nada más acabar su primer partido en este grand slam.
No fue una especie de karaoke íntimo: Alcaraz se atrevió con el micrófono -e incluso bailó un poco- frente a las gradas llenas del Arthur Ashe Stadium, la pista de tenis más grande del mundo y en donde ya se siente como en casa.
Estas son solo anécdotas fuera de la competición, pero Alcaraz también fascina a los fans por su capacidad para sonreír incluso en los momentos de más tensión sobre la pista. ¿El último ejemplo? Su partido del sábado en tercera ronda contra Daniel Evans.
Peleón y correoso, el británico le puso las cosas complicadas sobre todo a partir del tercer set, pero Alcaraz fue capaz de exhibir su sonrisa -e incluso de sacársela a su rival- tras los puntos más espectaculares y brillantes del partido, aun cuando no cayeran a su favor.
Ese toque juguetón y hedonista de Alcaraz contrasta con el estereotipo del tenista cabreado y furioso consigo mismo que estrella la raqueta en el suelo cuando una bola acaba en la red.
El murciano, por supuesto, también tiene brotes de rabia y alguna de sus raquetas lo ha sufrido. Pero Alcaraz parece haber encontrado un equilibrio perfecto entre ser un feroz y temible competidor y, al mismo tiempo, disfrutar de todo lo que sucede a su alrededor.Ese optimismo ha contagiado también a otras figuras del circuito como la estadounidense Coco Gauff, de 19 años y número 6 del ránking femenino.
"Carlos en Cincinnati (...) no estaba jugando su mejor tenis, eso estaba claro. Pero la manera en que seguía sonriendo mientras jugaba contra Hubert Hurkacz... Iba perdiendo de mucho y todavía estaba sonriendo", recordó el pasado miércoles ante los medios.
"Para mí fue como: 'Si él puede sonreír, que es número uno del mundo y tiene toda esa presión (...), entonces yo también puedo sonreír'. Creo que he aprendido mucho de su alegría en los partidos y de cómo puedo transferir eso. Porque yo tengo mucha alegría en mí pero parece que la reprimo cuando juego. Ahora me estoy divirtiendo, riendo y sonriendo y creo que eso hace el tenis más disfrutable", añadió.
Alcaraz, mientras tanto, busca su segundo Abierto de EE.UU. y convertirse en el primero que repite título en Nueva York desde Roger Federer (cinco títulos consecutivos de 2004 a 2008). Pero por el camino, como explicó el pasado martes, tiene intención de divertirse y de entretener todo lo que pueda a los seguidores del tenis.
"Intentamos traer buenas vibras a la gente. Intento ser yo mismo todo el tiempo. Creo que a la gente le gusta esa parte de mí. Yo estoy siempre feliz y sonriendo", aseguró.