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Nunca, incluido este mismo curso, tuvo el cuadro del sur de Madrid entre sus objetivos el de ascender a Primera. Leganés, una ciudad con 190.000 habitantes, disfruta de su equipo de fútbol desde hace 88 años. Un periodo en el que ha sufrido por asentarse en el fútbol profesional, con apenas trece años en Segunda.

Nunca, incluido este mismo curso, tuvo el cuadro del sur de Madrid entre sus objetivos el de ascender a Primera. Leganés, una ciudad con 190.000 habitantes, disfruta de su equipo de fútbol desde hace 88 años. Un periodo en el que ha sufrido por asentarse en el fútbol profesional, con apenas trece años en Segunda.

ASIER GARITANO, EL HÉROE

Asier Garitano, un técnico sin experiencia siquiera en la categoría de plata, tomó las riendas del club hace tres años, cuando Pablo Alfaro no renovó su contrato en el banquillo de Butarque. El de Vergara reavivó la ilusión de un Lega hundido tras caer en el play-off ante el Lleida y en su primera temporada logró el ascenso a Segunda, el segundo en la historia del club tras 1993.

Comenzaba el técnico vasco a implantar su filosofía de equipo en el vestuario pepinero, sin estrellas, sin un jugador por encima de otro. En su regreso a Segunda el Leganés fue el matagigantes de la competición, imponiéndose a Mallorca, Las Palmas, Valladolid y Betis para terminar en mitad de tabla.

Un Lega que su mejor posición histórica en Segunda había sido un octavo puesto en dos ocasiones hace casi una década se disponía a dar la campanada en la 2015/2016 para poner a la ciudad en el mapa mundial al que catapulta la liga de las estrellas. Garitano buscó y encontró. Formó un equipo con calidad y competitivo, con hasta seis jugadores de la cantera vasca y tres futbolistas que se erigieron como clave.

SERANTES, GABRIEL Y SZYMANOWSKY, CLAVES

El meta Serantes, que detuvo hace dos semanas un penalti clave en Oviedo, el argentino Alexander Szymanowski y un Gabriel cerebro de operaciones. En febrero Garitano avisó: "El objetivo es ascender". El Lega se había instalado en las dos primeras posiciones por méritos propios y comenzaba a creer en un sueño.

Un equipo con sólo dos derrotas en casa en toda la temporada. Máximo goleador de la categoría y el segundo menos goleado. Un equipo que con Garitano parecía hacerlo fácil y, sobre todo, práctico. El técnico vasco sacó el máximo rendimiento a una plantilla que aguantó la presión en el tramo final.

Y es que, cuando Butarque cumplía un año invicto a mediados de marzo, la derrota ante el Tenerife trajo una serie de empates en la que se esfumó la buena renta en cabeza. Aún así, el 'Lega' se aferró al ascenso directo en pugna con el Nàstic, salvando una final en el Tartiere con los de Tarragona segundos de manera provisional y aguantando después las dos finales que restaban en la temporada.

Leganés, un equipo con 18º presupuesto de Segunda, que estrenó un campo de entrenamiento este año, con la mitad de jugadores llegados en último año, obró el milagro de codearse entre los grandes. Justo el año en el que el reparto del dinero de las televisiones le reportará unos 40 millones de euros, 10 veces más que su actual presupuesto. El 'Lega' salva además el orgullo madrileño, subiendo el año que bajaron Getafe y Rayo Vallecano.