El Real Madrid consiguió una clara victoria ante el Assignia Manresa, por 83-61, que sirvió para despedir a la Caja Mágica como sede de los partidos del club y al año 2011 en Liga.
Cinco minutos aguantó el Assignia Manresa en el marcador, porque en el juego ni eso. Desde el primer momento salió como cohibido a la Caja Mágica y el Real Madrid siempre dio la sensación de superioridad, de ganar fácil, como y cuando quisiera.
Los siguientes minutos sólo fueron una constatación de ese marco de situaciones. Del 8-6 a los cinco minutos de juego se pasó a un 19-8, tres minutos y medio después. Un parcial de 11-2 que acabó de definir completamente hacia dónde se decantaría la victoria.
Algunos datos complementan lo expresado pero nada como decir que la valoración del equipo catalán al término del primer cuarto fue un sonoro ¡cero!, y el marcador un 22-13.
En los segundos diez minutos se ampliaron las diferencias y a los 14 minutos de juego el Real Madrid doblaba al Assignia Manresa por 30-15.
Los jugadores de Pablo Laso no estaban jugando especialmente bien, pero su superioridad era tan manifiesta, bajo los aros y lejos de ellos, que en más de una ocasión se descentraron y buscaron un poco de lucimiento o un adorno de cara a la grada.
Al descanso estaba todo claro, 46-27 y un sólo equipo sobre la pista de la Caja Mágica en su despedida como sede del Real Madrid. En la valoración el resultado, tras los dos primeros cuartos, fue de 63-6.
Con todo tan definido el ambiente se volvió gélido, en las gradas y en la pista, y el Real Madrid anotó su primera canasta casi cuatro minutos después de iniciado el tercer cuarto, 48-34. Ni un pequeño roce entre Asselin y Carlos Suárez sirvió para dar un poco de 'vidilla' al partido.
El Real Madrid desengranó la marcha adicional y fue dejando que la victoria llegara por puro peso específico, por la fuerza de la gravedad.
De entre tanto desatino, siempre contagioso, apenas sobresalieron Mirotic, con dos triples, y Carroll, con una 'bombita' y un triple en apenas cinco segundos, que sacaron por momentos de la somnolencia, cuando no del aburrimiento a los presentes.
Al final de los treinta primeros minutos de juego, 65-45. Y un parcial de 19-18 en el tercer cuarto absolutamente infumable.
Como ya era lógico a estas alturas, el último cuarto siguió por los mismos derroteros. Poca intensidad, menos concentración y acierto en paradero desconocido, salvo excepciones.
La grada pidió al canterano Jorge Sanz y Pablo Laso se lo concedió, a falta de tres minutos, por la proximidad de las fiestas navideñas. También hubo premio para Daniel Díez.
Al final, 83-61, una clara victoria para despedir 2011 en Liga y para preparar un 2012 que llega fuerte con un Real Madrid-Barcelona el próximo 4 de enero.